miércoles, enero 12, 2011

Invisible


La escritura de Paul Auster destaca, entre otras cosas, por lo potente de sus planteamientos -basta pensar en Leviathan o en El palacio de la luna-, por ello sus desenlaces se las ven y se las desean para estar a la altura de las premisas que conducen hasta ellos. Esta característica de la obra de Auster se ha acentuado, quizás, con los años hasta el punto de que cada nueva novela del autor norteamericano corre el riesgo de abrir un abismo insalvable entre planteamiento y resolución. Es la impresión que me ha producido la lectura de su penúltima novela, Invisible, -la última, Sunset Park, está ya en las librerías-. Su planteamiento te atrapa gracias a la fuerza, al misterio que emanan sus personajes, pero a medio camino la novela decae y acaba conduciéndote a ninguna parte, adonde llegas sin esfuerzo, casi con gusto, lo que, por otra parte, no deja de tener su mérito. A estas alturas no seré yo quien descubra las enormes dotes narrativas de Auster, es sólo que parece haberse quedado sin un guión. Lo que al principio de su carrera era una tendencia –esa descompensación de sus novelas- hoy es ya una realidad aplastante. Quizás el problema resida en que ha escrito demasiadas –catorce si no me equivoco-. Me sucede con la inmensa mayoría de escritores, también con muchos de los grandes. Me producen la impresión de haber escrito demasiado y corren el riesgo de ver su trayectoria anegada por obras prescindibles. Me pregunto si no será el mercado el que les empuja a no dejar pasar mucho tiempo sin publicar. Si será una servidumbre, un compromiso hacia quien pone el dinero, no importa lo consagrado que esté el autor o lo bien que ya viva. Puede también que hay algo de vanidad. En tal caso uno se pregunta: ¿de verdad merece la pena?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En toda trayectoria literaria hay Grandes Obras y otras que pasan más desapercibidas. Eso ocurre y ha ocurrido siempre,desde Cervantes,Shakespeare,etc. hasta nuestros días. El tiempo implacable hace la criba,y él nos dirá el auténtico nivel de excelencia (o de oportunismo) de Paul Auster. Es mi opinión modesta.

Anónimo dijo...

Quizás lo mejor que pueda decir de Paul Auster es que siempre que pienso en los libros que he leído, viene a mi memoria estra trilogía de Nueva York y ese film Smoke...
Para mi corta biografía sí es un clásico.

Con el permiso de Gatopando, me permito recordar ese inicio de la Trilogía: "Todo empezó con un número equivocado, tres toques de teléfono a altas horas de la noche y una voz en el otro lado pidiendo por alguien que no era él"

Il Gatopando dijo...

Hola, Lictor: La Trilogía de Nueva York fue el primer libro que leí de Paul Auster y tengo un recuerdo un poco brumoso. Sería quizás interesante volverlo a leer con la perspectiva del tiempo y de la obra posterior del escritor neoyorquino. Mi perspectiva es que, en efecto, sus mejores obras las escribió durante la primera mitad de su carrera. De ahí que me dé pena que las últimas no estén a la misma altura. Aún así sus enromes dotes como fabulador están fuera de toda duda. Te sigue llevando de la mano y tú le acompañas a ciegas, es sólo que en Invisible descubres que la meta es ninguna parte. El protagonista lleva una vida digna y consecuente hasta el final mientras que su antagonista, un ser turbio y sin escrúpulos, acaba solo y confundido. Demasiado plano para mi gusto y para lo que Auster es capaz de conseguir.

Anónimo dijo...

En esta "planura", que tan bien has definido, no podría radicar algo de su inexplicable encanto? Un poco al estilo de los guiones de Clint Eastwood. El que lleva una vida de perdición acaba perdiéndose, el que tiene la desgracia de ser un desgraciado dificilmente saldrá de su estado. Admito que no es muy cinematográfico, o muy literario eso de dejar sin desenlace claro la obra... per no nos deja la vida a menudo sin desenlace también, e incluso sin argumentos...
Un saludo.