lunes, junio 20, 2011

Disculpen las molestias

                                                                                                 Elvira González


Volvemos el 3 de julio. Se ruega disculpen las molestias.

19J

Sólo una pregunta: ¿Cómo es que hay tanta gente que no salió a la calle el 19J?

sábado, junio 18, 2011

Caída libre

Aún no estoy seguro si vamos para atrás para coger impulso y tomar carrerilla o es que estamos en caída libre.

jueves, junio 16, 2011

15M y violencia

Hoy se me ocurren varias reflexiones:

El movimiento del 15M empieza a preocupar a los políticos. En primer lugar, porque no lo comprenden; ni su carácter, ni su dinámica. En segundo, porque comprueban que no es flor de un día, que ha venido para quedarse. Y en tercero, porque empiezan a sentir su aliento, su potencial como amenaza para ese estatus quo en el que ellos llevan la voz cantante, hacen y deshacen a su antojo.

Los principales medios de comunicación son correas de transmisión de los políticos, se nutren de sus declaraciones a las que sirven de altavoz. Hoy, no podrían vivir sin ellos. Contribuyen a solidificar el estatus quo. Los periodistas y tertulianos están empotrados en la actividad política y sufren una especie de síndrome de estocolmo, como no podría ser de otra manera en profesionales que dedican toda su vida a analizar, a desemenuzar, cada acto, cada palabra que sale por sus bocas.

La debilidad del movimiento 15M es su fuerza: estructura horizontal, ausencia de liderazgo, transversalidad. Es un movimiento líquido (por emplear prestado el concepto acuñado por el sociólogo Zygmunt Bauman). Pero ello lo hace susceptible a la infiltración, a la tentación de ser manipulado. El reto es enorme.

Es imprescindible rechazar la violencia: por ética, porque se le dan armas a un enemigo deseoso de emplearlas, por inteligencia. El movimiento 15M sólo tendrá éxito si consigue despertar la simpatía hacia sus reivindicaciones, hacia sus postulados, por parte de amplias capas de la población. La violencia asusta y retrae a muchas de esas personas. La violencia hace el juego a quienes intentan descalificar, denigrar al movimiento.

Hay que aprender de los movimientos contraculturales de los años sesenta. En EEUU derivaron en Nixon, luego en Reagan, artífice junto a Margaret Thatcher de la vuelta de tuerca del neoliberalismo cuyas consecuencias padecemos desde hace años. En Francia, mayo del 68 culminó en De Gaulle y Pompidou, la derecha más rancia. Cuandoel cambio promovido desde los movimientos a favor de los derechos civiles derivó en frustración, en conflicto y violencia, la contra-reacción promovida desde la derecha supo aglutinar el miedo, la sensación de amenaza, y restablecer una larga etapa de “ley orden”.

Es mucho lo que está en juego. Oportunidades así surgen una vez cada mucho tiempo. Va a ver que tragar mucha basura. Va a hacer falta mucha tenacidad, temple. Va a ver que soportar provocaciones.

Pero no hay alternativa. ¿Alguien en su sano juicio es capaz de afirmar, tras analizar objetivamente el curso de las cosas, que la humanidad no está preparando a conciencia su suicidio?

¿La vía?: Integrarse, autogestionar, reflexionar, debatir, consensúar, persuadir, cambiar…




El domingo, 19 de junio, hay convocada una marcha -en realidad varias marchas que confluirán en una sola- de protesta convocada por la Asamblea de trabajadores de barrios y pueblos de Madrid y apoyada por numerosas organizaciones, entre ellas el 15M pero también CCOO, etc. ¿El motivo? El Pacto del Euro, o lo que es lo mismo, los nuevos recortes sociales que se cocinan a escala europea.

miércoles, junio 15, 2011

espacioluke

Ya se puede consultar el número de espacioluke correspondiente al mes de junio. En él incluyo una reseña de la novela "La fortaleza de la soledad" de Jonathan Lethem.

domingo, junio 12, 2011

Autogestión

https://n-1.cc/ es una plataforma creada por el movimiento 15M para facilitar la coordinación y el intercambio de información, de ideas. Si entras, tras registrarte, podrás comprobar si hay algún grupo de gente coórdinandose en tu pueblo, ciudad o barrio. O puedes limitarte a participar virtualmente. Permite acceder a numerosa información de interés.

Aunque el sistema es un tanto tosco y su manejo requiere de un poco de paciencia -no olvidar que sus creadores no cuentan con los medios de los  gigantes de la informática con que funcionamos habitualmente- se compensa porque está creado con software libre,de un modo altruista, por ciudadanos para ciudadanos.

A lo mejor, entre todos, conseguimos que autogestión sea algo más que la palabra del momento.

viernes, junio 10, 2011

Beach House

Parace una buena idea eso de escuchar a Beach House ahora que se acerca el tiempo de playa. La pareja de Baltimore transita por la vía de la rareza -aunque por la acera amable- y algunos de sus vídeos parecen concebidos por un David Lynch en ácido -no perderse los de Silver Soul y Take Care-. Tiene mucho mérito eso de ser tan cool y aún así no resultar cargante, sino todo lo contrario. 


martes, junio 07, 2011

En torno al humanismo

Sentado en un sillón, el padre de Mafalda observa a su hija acercársele y plantar una mesita a su lado, a continuación regresa con un vaso de agua y lo deposita sobre ella, por fin trae una banqueta en la que se sienta: -Papá, ¿qué es la filosofía?- le pregunta. Si Mafalda hubiera sustituido el término filosofía por el de humanismo el efecto, seguramente, hubiera sido idéntico.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define humanismo como el cultivo o conocimiento de las letras humanas, así como también la doctrina de los humanistas en el Renacimiento. Dichas letras englobarían la filosofía, la historia y la literatura en su sentido más amplio. Pero la de la RAE es una definición tan precisa como sintética, insuficiente para abarcar un concepto abstracto.

Los primeros humanistas que durante e Renacimiento redescubrieron la cultura clásica de Grecia y Roma tras el largo paréntesis medieval –de ahí la adopción del enfoque histórico como fuente de conocimiento gracias al contraste entre pasado y presente- volcaron su interés en una civilización que afrontaba los asuntos del mundo desde una óptica centrada en el ser humano –a diferencia de la medieval centrada en la figura de un dios omnipotente-, cuyos escritos ofrecían una guía sobre cómo afrontar la vida desde un enfoque secular en lugar de religioso: Cicerón, Tito Livio, Séneca, Platón, etc.

Aunque hoy pueda parecer extraño, dichas figuras clásicas dominaban los currículos académicos –de ahí la supervivencia del latín y el griego clásico en los estudios durante tanto tiempo y la relevancia que los humanistas conceden al lenguaje y a la expresión escrita- hasta verse desplazados por el empuje del conocimiento científico hace ahora aproximadamente un siglo. Como George Steiner tantas veces advirtió, los números desplazaron a las letras.

Humanismo y ciencia no tiene por qué ser conceptos excluyentes. Los más grandes científicos han hecho gala de un bagaje humanista y el humanismo debe mucho a la ciencia. Basta pensar en una invención técnica como la imprenta que tanto contribuyó a difundir sus principios. No obstante, el predominio, cada vez más aplastante, de la ciencia, pero sobre todo el abandono de la tradición humanista, entraña riesgos. El cada vez más acelerado progreso técnico puede convertirse en un fin en sí mismo si es aceptado e impulsado acríticamente. Por definición, el progreso siempre es bueno, nos dirían.

Retomando la profecía de Steiner, nuestra vida hoy viene determinada por los números en forma de indicadores. El proceso se originó a mediados del siglo XIX con la automatización de los sistemas productivos y la creciente complejidad a que ha dado lugar. La tasa de paro, el índice de crecimiento –trimestral, anual, interanual-, el déficit público, el euríbor, la tasa de cambio, el índice de precios al consumo, los índices bursátiles, la deuda pública, las primas de riesgo, el mercado de bonos…, cada vez más los números –inaprensibles, como un Frankenstein que obedeciera a una lógica propia, inexorable- determinan las grandes decisiones que afectan a nuestro día a día. Dicha jungla numérica ha coincidido con un creciente proceso de deshumanización. Los seres humanos tenemos la impresión de no estar en el centro de la las decisiones que adoptan nuestros gobernantes, sino que estos sólo atienden ya a la lógica perversa de las cifras.

Al mismo tiempo no es difícil constatar el resurgimiento de actitudes fundamentalistas. Poderosos intereses promueven la enseñanza de teorías creacionistas en la escuela. El hombre más poderoso del planeta hasta hace sólo unos pocos años se jactaba de tener diálogo directo con un dios que le guiaba en sus decisiones. El fundamentalismo religioso no es exclusivo de la religión islámica, está muy presente también en el cristianismo. Avances que se creían permanentes se revelan frágiles y la historia, una vez más, se revela como una sucesión de avances y retrocesos en los que los primeros nunca son irreversibles.

Existe la sospecha de que la actual crisis económica y financiera es en realidad algo mucho más serio. Sufrimos, quizás, las consecuencias de un acelerado proceso de deshumanización. Tenemos la impresión de vivir en una sociedad cuyos fundamentos se tambalean mientras contemplamos grietas crecientes en nuestra cultura preguntándonos si podría desmoronarse. La crisis tendrá efectos duraderos e imprevisibles. Se acentúa el declive de Occidente y resurgen los populismos, los reflejos nacionalistas con tintes xenófobos. El lenguaje, por su parte, se empobrece y disminuye así la capacidad de analizar en profundidad la realidad circundante

¿No habrá llegado el momento de detenerse y reflexionar, de echar quizás la vista atrás, adquirir perspectiva de igual modo que en su día los renacentistas se fijaron en la cultura clásica? ¿Si esta no es una ocasión propicia para replantearse los fundamentos de nuestra sociedad, restablecer los equilibrios, el orden de prioridades, de recuperar valores intrínsicamente humanos que han acabado arrumbados en aras del supuesto progreso, del carrusel de los indicadores, sacrificados en el altar del crecimiento económico a toda costa, obsesión de nuestros gobernantes y dogma pregonado desde los centros de poder, entonces cuándo será?

Lo de verdad preocupante es que todos los indicios apuntan a una nueva vuelta de tuerca en la dirección contraria. ¿Cómo interpretar si no el anuncio por parte del actual gobierno conservador-liberal de Gran Bretaña, dentro de su paquete de medidas dirigido a reducir el déficit público, de un sensible incremento en las tasas universitarias que será más acusado en el caso de las carreras de humanidades? ¿Serán acaso éstas las culpables de la dinámica, del estado de cosas que nos ha traído hasta aquí? ¿No es más bien al contrario? ¿Por qué son los gobiernos conservadores quienes más se ceban con esa clase de formación que no tiene un carácter técnico? Aún resuenan los ecos del hachazo en su día propinado por Ronald Reagan al National Endowment for the Hummanities, la institución estatal responsable de promover el interés por las Humanidades en Estados Unidos.

Es ya antigua la especulación acerca del interés que los poderes establecidos –no sólo las dictaduras- pudieran tener en la formación de ciudadanos competentes, efectivos, productivos desde la lógica del crecimiento económico. Las Humanidades, desde dicha óptica, podrían ser vistas como una distracción -en el mejor de los casos- cuando no una amenaza en la medida en que promueve el pensamiento crítico y el cuestionamiento de la realidad. Al poner el interés del ser humano, del individuo, del ciudadano, en el centro de sus preocupaciones, los humanistas resultan difíciles de moldear ante los designios que lo someten a un ideal o a un objetivo.

Pensemos, por ejemplo, en la filosofía del decrecimiento que aboga por la descolonización de nuestro imaginario respecto de la ideología productivista desconectada del progreso humano y social, y por el reforzamiento y el debate en torno a valores humanistas –dignidad de la persona, fraternidad, justicia, libertad, solidaridad- como factores de progreso de modo que el crecimiento económico no ocupe el centro de todas las decisiones. Una interpretación del humanismo sin duda peligrosa para el modelo productivista hoy dominante.

Cuanto más acuciante parece hacerse la necesidad de un cambio de enfoque mayor es sin embargo el desprecio que nuestros gobernantes dedican al humanismo. Una razón más para decir ¡basta!, ¡no en mi nombre!. Sea por ignorancia o por convicción –que cada cual juzgue qué opción es peor- ha llegado el momento de plantarse y gritar: ¡este no es el camino! No acabo de entender por qué razón los humanistas británicos no alzan la voz contra su gobierno, por qué los escritores en ese país no siguen el ejemplo del artista Santiago Serra y rechazan los premios a ellos otorgados por un gobierno que desprecia su formación, o por qué asistimos resignados, abstraídos, a un proceso mediante el cual se nos arrebata el lugar central que los seres humanos deberíamos ocupar en la toma de decisiones. ¿Será que nuestros gobernantes han decidido que el humanismo -como se decidió, al menos en teoría, con la religión- vaya pasando a formar parte del ámbito privado de las personas?

lunes, junio 06, 2011

Inherent Vice

A veces uno piensa que los libros de Thomas Pynchon deberían incluir un manual de instrucciones. Venerado por unos cuantos e inaccesible para tantos otros, es lo más parecido a un escritor fetiche. El entusiasmo que despierta entre sus incondicionales recuerda a la devoción debida al líder de una secta. Un culto alimentado por su secretismo y por la ausencia absoluta de apariciones públicas. Algo así como el espíritu posmoderno de Salinger aquejado de incontinencia verbal.

Por ello, entre los pynchonianos causó cierta sorpresa, incluso desconcierto, la publicación hace sólo un par de años de una novela negra que se apartaba del cauce personal e intransferible por el que hasta entonces había gravitado la obra del autor de Mason & Dixon. No sólo ofrecía al lector una novela de género sino que su lectura resultaba –al menos eso se anunciaba- asequible al común de los lectores.

Es como si tras décadas de hermetismo el propio Pynchon tendiera un puente a aquellos que aspiraban a penetrar en su mundo, como si hubiera decidido ponérselo un poquito más fácil o dejarles sin excusas. Al menos es mi caso: no tengo ningún reparo en admitir que es la primera obra suya cuya lectura he completado aunque eso no quita para que haya disfrutado –y mucho- con algunos pasajes de esas obras que abandoné sin concluir.

Inherent Vice (traducida como Vicio propio) introduce al lector en la ciudad de Los Angeles, en el momento en que los ideales de paz y amor de la cultura hippy han cedido el paso a la paranoia conspiratoria y al mal rollo simbolizado por los asesinatos cometidos por Charles Manson. Un momento clave en el devenir de la sociedad norteamericana, ese en el que sus aspiraciones más nobles e idealistas sucumbieron ante sus impulsos más oscuros e inconfesables.

Surfers, músicos, policías corruptos, rubias voluptuosas, prototipos de nerds informáticos, gurús, motoristas, exconvictos, drogadictos, rehabilitados, traficantes, prostitutas, skinheads… de la mano del investigador privado Doc Sportello y de sus pesquisas nos familiarizamos con la fauna de los submundos que caracterizaron a la California de la contracultura, eso sí tamizada por lo efectos de una permanente nube de cannabis que día y noche flota sobre la conciencia del protagonista.

El problema es que la fortaleza de una novela negra reside en el grado de intriga que despierta en el lector, aunque sirva para ilustrarnos sobre muchas otras cosas. E Inherente Vice flaquea por la misma base. El escenario, la atmósfera, la composición de los personajes brillan a gran altura. Resulta contagiosa, asimismo, esa sensación de lo que pudo ser y no fue, eludiendo la nostalgia, la melancolía. Pero a la trama, insisto, le falta esa dosis de misterio imprescindible para que el lector devore las páginas. Es como si el material fuera de la mejor calidad y sin embargo, una vez liado, al aspirar no tirara todo lo bien que debiera.



viernes, junio 03, 2011

Productivos y complacientes

Un revelador artículo de Naomi Wolf para Público revela el asalto del gobierno liberal-conservador contra las humanidades en Gran Bretaña, del que ya me hice eco en otra ocasión (el incremento de las tasas de las carreras de humanidades será sustancialmente mayor que el de las carreras técnicas).

¿Por qué callan los intelectuales, los humanistas, los escritores y artistas británicos? ¿Por qué no se plantan? ¿Por qué no rehusan los galardones ofrecidos por un gobierno que denigra su formación, su visión? Los habrá incluso que voten a dichas formaciones políticas... ¿?

Cada vez más parece que el progreso consiste en formar seres altamente productivos pero dóciles, complacientes, incapaces de cuestionarse el mundo en el que vivimos. Nada nuevo por otra parte, nada que no haya sido anticipado por numerosos intelectuales y escritores. Como tantas veces, la ficción se anticipó a la cruda realidad. Todo estaba ya escrito para quien tuviera interés, curiosidad. Aptitudes de las que, al parecer, adolecen los mandamases del gobierno británico.

Otra razón para indignarse.

Hoy, por cierto, está convocada una asamblea del movimiento 15M aquí, en San Lorenzo, e imagino que en muchas otras ciudades y pueblos de España, dentro de la dinámica de descentralización de la protesta cuyo epicentro sigue en la Puerta del Sol. Al menos no rumiaré mi desesperación en silencio. Al menos hoy me sentiré un poco menos solo. Al menos podré decir: no en mi nombre.


miércoles, junio 01, 2011

agitadoras

Ya se puede consultar la edición de agitadoras correspondiente a los meses de verano. Mi colaboración se titula: Primavera en Madrid. ¿Te la vas a perder?