miércoles, mayo 03, 2017

Nadan dos chicos, Jamie O'Neill

Aunque pasó más bien desapercibida –quizás por ser su autor un perfecto desconocido-, recordaba haber leído un par de críticas muy elogiosas sobre la novela Nadan dos chicos, del irlandés Jamie O´Neill, coincidiendo con su publicación en nuestro país por la editorial Pre-Textos allá por el año 2005 –la fecha de publicación original coincidió con el atentado de las Torres Gemelas- . Una historia ambientada en Dublín en los años 1915 y 1916 durante los prolegómenos del primer y fallido levantamiento irlandés contra las fuerzas de ocupación británicas.

La historia gira en torno a tres jóvenes, cada uno de ellos de distinta extracción social, que comparten su condición homosexual en una Irlanda sometida a la rigurosa moral católica y al no menos opresivo dominio británico. Aunque se resiste, MacMurrough se halla en trance de dar el paso a la edad adulta cuando regresa a Irlanda con el estigma de los dos años pasados en prisión en Inglaterra tras cumplir condena por sus prácticas sexuales. Doyler es un muchacho despierto que procede de una familia humilde y arrastra una leve cojera a raíz de una paliza propinada por su padre, su actitud desafiante le empuja a abrazar causas rebeldes como el socialismo o el nacionalismo irlandés más levantisco. Por su parte, Jim, crecido en una familia de clase media, es el más joven e inocente de los tres y su evolución, monitorizada por los otros dos, hace progresar la novela desde su inicial obediencia a la práctica religiosa hasta  su despertar sexual y su participación en el levantamiento armado.

Tres clases sociales que tienen a su vez reflejo en la ascendencia, en el entorno familiar del que proceden los tres protagonistas enmarcado en tres figuras: Eve MacMurrough, la tía que acoge a su sobrino caído en desgracia en su formidable mansión, una mujer de carácter fuerte e independiente, rompedora de costumbres y firmemente comprometida con la causa irlandesa. Doyler padre, un hombre rudo, básico, incapaz de sacar a su familia adelante, desahuciado por su larga dependencia del alcohol, que en su juventud compartió regimiento en el ejército británico durante la Guerra de los Boers con Mack, el padre de Jim, viudo, integrado, equidistante, un tanto melifluo y acomplejado, que regenta una tienda (corner shop) propiedad de su suegra.

El ambiente de la novela viene marcado por la omnipresencia de la moral católica mostrada en toda su ambigüedad a través de la figura de un cura pro-británico que tutela la posible vocación religiosa de Jim, al que éste da la espalda justo cuando aquel empieza a propasarse en sus atenciones hacia el muchacho, o la del áspero cura que remplaza al otro a raíz de una enfermedad y que alecciona a los muchachos en la causa irlandesa con mayor fervor que en la palabra de Dios. Ello envuelto a su vez en el clima de agitación previo al levantamiento contra la dominación británica aprovechando que las fuerzas imperiales se hallan empeñadas en los exigentes escenarios de la I Guerra Mundial. La natación a la que hace referencia el título sirve de nexo a los protagonistas, en especial a Doyler y Jim. En la medida en que van adquiriendo destreza a fin de llegar al islote que se han impuesto como meta, se estrecha su relación y se reafirma su compromiso con la causa nacionalista irlandesa que acabará cobrándose un importante aunque desigual sacrificio.

Nadan dos chicos es una novela de largo recorrido –tiene casi 800 páginas y su escritura llevó a O’Neill diez años-, ambiciosa, que dado su contexto contiene inevitablemente ecos de James Joyce –aunque sin llegar a los extremos de éste, la prosa de O’Neill no resulta particularmente explícita ni complaciente, exige al lector pero le recompensa, mientras que su estructura y enfoque: narrador omnisciente y progresión cronológica, es de factura más bien convencional- y, en la figura de McMurrough alusiones a la figura de Oscar Wilde en lo que concierne a su experiencia aunque sin el ingenio del autor de El retrato de Dorian Gray. Destaca la minuciosa recreación que hace de una época y un lugar: el grueso de la acción se sitúa en un pueblo situado en la misma bahía que Dublin pero ubicado en las afueras de la ciudad, así como la recreación del habla y de la mentalidad por parte de personajes pertenecientes a tres estratos sociales muy diferenciados.

O’Neill ofrece un fresco muy efectivo de la sociedad irlandesa en un momento crucial para el devenir de aquel país mostrando su complejidad, su ambigüedad, la dificultad de conciliar los intereses de clase y de identidad, poniendo de relieve sus insuficiencias, sea con acidez o con comprensión, pero mostrando ternura hacia sus responsables. El componente sexual gravita sobre la novela aunque mostrado sólo de manera episódica, con una naturalidad discreta que elude tanto el morbo como el pudor. En el debe de la novela, habrá quien reproche al autor que no haya un solo personaje masculino heterosexual cuya actitud vital esté ni de lejos a la altura de los tres protagonistas, tampoco de las mujeres que por ellos velan. El único que se acerca resulta ser un fantasma ya que Gordie, el hermano mayor de Jim, es solo un recuerdo tras desaparecer en el frente turco tras el fallido desembarco británico en Gallipoli aunque su inesperado legado suponga otro atentado contra las costumbres establecidas.

Nadan dos muchachos es una novela centrada en la búsqueda personal (coming of age) y en la forja del propio carácter, en la que el despertar sexual de los muchachos sirve como metáfora de la toma de conciencia nacional por parte de la sociedad irlandesa y de su incipiente desafío, más corajudo que efectivo, a la dominación británica y a la moral católica, las dos fuerzas que la oprimen, dejando claro que la reafirmación identitaria en semejante ambiente requiere de valentía y conlleva un alto precio.


2 comentarios:

nadie dijo...

Una època de lo más interesante, sin duda, y una crítica, la suya, que invita a leer la novela. El verano se acerca y es largo. Quién sabe.

nadie dijo...
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