Uno entra un día como hoy en la diarios digitales y se encuentra con que a la euforia desatada por la victoria de la selección española frente a la rusa en las semifinales de la Eurocopa le ha salido un grano con el rostro, cómo no, del señor Ibarretxe. Y no, no es que el lehendakari manifieste que él no tiene nada contra la selección española, del mismo modo que tampoco lo tiene contra la búlgara o la finlandesa (eso ya lo hizo ayer, o antesdeayer, del mismo modo que Urkullu prefería que se impusieran los rusos a los españoles, por no atreverse a decir la verdad, que lo que a él le pone es que pierdan los españoles, da igual que sea contra Guatemala, Brasil o Eslovaquia, -argumentos que a nada que se les presione ponen de manifiesto su auténtico interés: el fracaso, la debilidad, de España, haciendo bueno eso de que el nacionalismo se articula frente a otro- por lo que cabe pensar que el mandatario jeltzale no pasaría muy buena noche). No, nada de eso. El grano Ibarretxe se abre espacio en el flanco -¿en el culo?- de la selección gracias a la aprobación en el Parlamento Vasco de su plan subtitulado "el derecho del pueblo vasco a decidir". Curiosa coincidencia: a la exaltación patriótica española sigue la exaltación nacionalista vasca. Doble satisfacción, por tanto, para el lehandakari: de un lado la aprobación de su plan, de otro aguar un poco la fiesta a los españoles.
Hablando de nacionalistas, un día de estos analizaremos la cabellera del señor Aznár López. Apuesto a que al próximo congreso del PP se presenta ya, por fin sin conplejos, sin tapujos -como a él le gusta- luciendo una tupida coleta. Y es que ya lo decía mi padre: -!ay de aquéllos que no se divirtieron de jóvenes!-...