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martes, agosto 05, 2025

Una ventana al mundo II

 Una ventana se asoma a la calle desde un apartamento situado a poca altura. Se ve en ella a un chico fumar un cigarrillo. Entre calada y calada contempla la calle con expresión atenta, quizás no tanto interesándose por lo que en ella ocurre sino más bien dejándose contagiar por el ritmo de la ciudad. Cuando expulsa el humo le gusta formar aros que se estrella n contra la rejilla de metal que protege su apartamento de la entrada de insectos. Le miro y siento el deseo de que su cigarrillo no se extinga nunca, porque tenerle allí me transmite paz, sosiego. Su visión me ayuda a olvidarme de todo: de los bocinazos, alarmas y sirenas, los sones y diatribas raperas, de tantas voces necesitadas de un interlocutor. Se le adivina tan perfectamente integrado en el paisaje urbano como si no le supusiera ningún esfuerzo, como si fuera algo natural para él, como si siempre hubiera estado, perteneciera allí. Me gusta por ello verle cuando cae la noche, apurando sus pitillos, anticipando el instante en que sus aros de humo se estrellarán contra las rejillas de metal...


 276 East 10th Street, New York, NY 10009

(Foto de Gabriela Barrera)



lunes, junio 26, 2023

viernes, septiembre 02, 2022

The Day that Magic Flooded Madison Park

 

I remembered having read some or other review about Ron Sexsmith when I saw one of his records in the library. A genuine and sensitive songwriter, one of those enjoyed by savy journalists. Besides, the poor guy is Canadian. I took it from the shelf with illusion.

My intuition proved to be right. I like Ron Sexsmith. I enjoy his sensitivity and his talent. And I don’t mind if he is Canadian.

That day of June, dry and sunny, I decided to take his record to Central Park instead of more recent ones. “Today is your turn, Ron”, I said to him.

I listened to the record sitting on the shadow under a tree. A collection of moods from which even the most fragile ones make you feel good.

As I listened to his music I told myself that surely Ron Sexsmith would play some time in New York. Here it’s not a matter of intuition. Everyone does it. I wondered if he would chose the Bowery Ballroom, or probably the more intimate Mercury Lounge. And I told myself that it would be nice to attend one of his concerts.

The sun was still strongly projected on the skyscrapers on the West Side when I got on the way back home. Step by step, in no hurry, I made my way to Fifth Avenue and I stopped to check books and movies on tape in the library on the corner of 41st Street. As if I hadn’t checked them enough already! But I don’t mind, it comforts me.

The evening was falling when I got on the way back home. In the street there were less people to be seen that moved around less urgently than before. Around 25th Street, when I was close to reach the sidewalk that runs along Madison Park, it came to meet me the sound of live music. I went there instinctively.

I had barely taken a few steps when I recognised the guitar chords coming my way through the trees. Even more surprising was having them so fresh in my head.

I sped up towards the corner of the park from which the sound came out. There, on a field, two or three hundred people were sitting on the grass around a modest stage on which some musicians played.

I brought a song into this world,

Just a melody with words...”


Blond haired children barefoot run around circumventing adults and the ochre reflections of the sun climbed on the fachades of tall buildings the day that Ron Sexsmith songs flooded with magic Madison Park.








lunes, julio 02, 2018

La ubicuidad de Philip Glass

"En un vagón del metro, en las calles del Village, en una u otra librería, haga frío o calor, sol o lluvia, sea mañana o tarde, si lo deseas de verdad y te concentras un poco, por algún lado acabará apareciendo Philip Glass."



Ahora que se van a cumplir cinco años de su publicación, parece un buen momento para recuperar alguna estampa de De paseo por la ciudad que murió de éxito.



Mad Rush me evoca el ritmo del tráfico en Manhattan. Creo que Glass trabajó como taxista.
La pieza es interpretada por el organista Donald Joyce

jueves, marzo 06, 2014

De paseo por la ciudad que murió de éxito - Reseña

A caballo entre el diario y el anecdotario, inspirado por ese hibridaje tan posmoderno pero a la vez tan necesario de mucha escritura actual, De paseo por la ciudad que murió de éxito es el volumen que, dedicado a Nueva York, Sergio Sánchez-Pando publicó hace unos meses en la madrileña Eutelequia. Necesitaba encontrar un rato para leerlo con calma. Un "rato de calidad", como dicen los cursis.

Y me he encontrado con un libre breve, intenso y releíble. Son noventa páginas y cincuenta fragmentos. Lo de la relegibilidad es más difícil de explicar. Pero como soy un crítico audaz lo intentaré.

La primera prueba es puramente física: dejé el volumen sobre el escritorio cuando lo terminé y, ahora que estoy enjaretando esta reseña, pruebo a abrirlo de nuevo por donde caiga. Releo el fragmento. Por ejemplo, "Mareados en un taxi". Aquí Sánchez-Pando nos cuenta el malestar estomacal que le provoca la conducción incivilizada de los famosos coches amarillos. Y de pronto aparece en el último párrafo Gelsomina, su pareja en el libro. Y todo adquiere un aire familiar. Recordamos sus derivas sentimentales, su vagabundeo por la ciudad, su buscarse la vida. Como si un amigo nos volviera a contar una vieja anécdota que, sin embargo, sigue tan fresca que ilustra por sí sola toda una época de su vida...


Si lo deseas, puedes leer la reseña completa en el último número de la revista digital de arte y pensamiento espacioluke
   

martes, noviembre 12, 2013

La Buena Vida y Le Mans





¿Por qué a veces hay que marcharse tan lejos para aprender a apreciar lo que se tiene tan cerca? ¿Será la nostalgia? Lo cierto es que nunca había disfrutado tanto con las canciones de La Buena Vida y de Le Mans como lo hago en Nueva York. Me da un poquito de reparo admitirlo, pero no me puedo engañar. Me pregunto si me seguirán gustando tanto si algún día decido volver, si me sentiré tan cómplice una vez pasee de nuevo por los lugares que inspiraron sus canciones, cuando se haya disipado un poco el encanto de evocar, de transportarme por unos minutos preciosos a esos escenarios imaginarios que un día creí míos.






jueves, octubre 17, 2013

El cuchillo en el ojo

Algunas noches, mientras ceno solo en casa, me viene a la mente una imagen que me da miedo. Siento el impulso de clavarme el cuchillo en el ojo derecho. Por supuesto, la domino de inmediato, al menos así ha sido hasta ahora; pero el hecho de que una idea semejante se cuele en mi mente me asusta. Me pregunto cuál será la causa, si le sucederá a más gente. No me pasa siempre, solo algunas veces, algunas veces más de las que me gustaría.


domingo, septiembre 29, 2013

Paseando por el Soho una tarde de primavera

Caminamos perezosamente por las calles del Soho bajo la luz brillante de la tarde. Gelsomina contempla los escaparates de las imponentes tiendas de muebles antes de decidirse a entrar en ellas. Una vez dentro, me llama la atención la aparente facilidad con que en Nueva York crean espacios acogedores, sugerentes, que te invitan a permanecer; mientras, ella estudia la técnica aplicada a macizas puertas de madera reconvertidas en tableros de mesa. Cada vez que salimos de alguna de estas tiendas me felicito de nuestra privilegiada situación. Somos jóvenes, estamos juntos, y esta ciudad que se adivina inagotable nos brinda la oportunidad de reinventarnos cada día.



sábado, septiembre 14, 2013

Maldito perro


-Koki, ¿vienes a jugar?
-Sí, ahora voy. Espera a que acabe este capítulo.
-!Jo, lo mismo has dicho hace media hora!
-Qué sí, que ahora mismo voy...
-!Desde que has cogido ese libro no me haces ni caso!
-Que ahora voy, te lo prometo.
-¡Maldito perro! Solo falta que ahora se me haga un intelectual.

miércoles, septiembre 04, 2013

De paseo por la ciudad que murió de éxito (reseña en "agitadoras")

Nueva York es el paradigma del siglo XX. Es la capital real del imperio más poderoso conocido en la Historia en su momento quizás más álgido. Y como toda capital imperial, su crisol es infinito. Sólo lo más temerarios osan intentar abarcar su infinitud en busca de un Aleph borgiano. No es el caso de Sánchez-Pando. En “De paseo por la ciudad que murió de éxito” no nos descubre el Aleph, sino que se asoma al mismo y de forma fugaz nos describe los destellos que su experiencia le ha sugerido. La prosa limpia del libro compone breves relámpagos de instantáneas que impresionan la retina del escritor y que, paradójicamente, acaban por lograr que el lector acabe forjando en su mente el espíritu inabarcable de la megalopolítica Nueva York...

Si te apetece, puedes leer la reseña completa en el número de septiembre de la revista digital de agitación cooltural: agitadoras

martes, agosto 27, 2013

Una ventana al mundo

Vivo en un modesto estudio en la calle diez, a medio camino entre los decrépitos baños turcos y la esquina que Ryan Adams menciona en su canción. Es un espacio correcto, bien ubicado, al que se accede por un sucio portal. Una enorme ventana que se asoma a la calle, a poca altura, le dota de luz natural. Es por ahí precisamente por donde penetra la ciudad, arrolladora, apabullante, infatigable, día y noche. Se me cuela en la cama, se infiltra en el armario, en los periódicos que leo, en mis conversaciones telefónicas, se funde con mis guisos, con mis sueños, me observa desnudo, me invade con su sinfonía caótica, me contagia sus estados de ánimo, sus humores, sus fríos y calores, me sonríe y me insulta, me acaricia y me escupe; me acorrala, me aturde, me irrita, me agota… Ahora que lo sé, desearía tapiar la ventana, esconderme, blindarme. No estoy seguro de querer estar aquí. Sueño con patios interiores. Tan pronto surja la oportunidad, me mudo. Lo juro. Así, al menos durante un instante de desesperación, me imagino dueño de mi propio destino…