jueves, septiembre 27, 2007

Lectura de periódicos

Según la Oficina de Difusión de Medios las preferencias de los lectores de periódicos se repartieron en 2006 de la siguiente manera:

El País: 432.204 lectores de media
El Mundo: 330.634
ABC: 240.225
La Razón: 142.837

Los periódicos alineados con la derecha suman más de 700.000 lectores frente a los algo más de 400.000 que leen El País. De lo que se deduce que leer la prensa es una actividad más popular entre la gente de derechas, ya sea porque que disponen de más tiempo libre, de más dinero para gastarlo en la compra de periódicos, o -es la hipótesis que a mí me gustaría- porque necesitan reafirmarse en sus postulados con mayor frecuencia que la gente de izquierdas.

sábado, septiembre 22, 2007

El sometimiento del hombre



En el universo Armani no seduce la mujer, sino el hombre. Es éste quien despliega sus encantos: un torso esculpido a la perfección que viene sometido a la valoración de la mujer. Es ella quien manda, quien decide si el cuerpo del hombre resulta lo suficientemente atractivo, la encargada de dar o no la aprobación. Él se sugiere, se exhibe, y ella juzga. Lo que Armani nos ofrece es una revolución, una inversión de los roles tradicionales en los que ya no es la mujer quien aspira a obtener el reconocimiento del hombre sino al contrario. Es el hombre quien ha de estar guapo, tener un cuerpo en forma y así obtener el reconocimiento del sexo opuesto. En el universo Armani es al hombre a quien toca cuidar su aspecto para igualarse a ella y obtener así su favor. Al menos el mensaje es lo bastante sutil para centrar la acción en los músculos pectorales y abdominales, en lugar de en el tamaño de los bíceps. ¿Resulto lo bastante atractivo como para poder follar contigo? parece preguntar él, mientras se mantiene a la espera de lo que ella decida. Así es que, chicos, ya sabéis: si queréis aspirar a tener sexo con una mujer atractiva y glamurosa, tendréis que esforzaros en resultar atractivos y glamurosos también vosotros. Ya sabéis: vestir con gracia, mantener el cuerpo en buena forma, poseer un rostro agraciado, mimar el aspecto. La revancha de la mujer por su servidumbre a la apariencia pasa por someter también al hombre. Al menos así parecen haberlo decidido las cabezas pensantes del mundo de la moda. Y no conviene desestimar el poder y la capacidad de unas personas habituadas a ver satisfechos sus caprichos.