El 9 de marzo ya está aquí. Se me ocurren tres cuestiones, tres, para una fecha tan señalada:
1. ¿Hubiera cambiado algo si en lugar del pobre Isaías Carrasco la última víctima de ETA hubiera sido un representante político del Partido Popular? Y es que cuando se abre la espita al empleo del terrorismo como arma en la lucha partidista...
2. ¿Y si nos permitieran votar contra una lista electorial en lugar de sólo a favor de ella? Apuesto a que se reduciría muchísimo la abstención. ¿El problema? Que numerosas plazas en el Congreso de los Diputados quedarían vacantes.
3. ¿Es aún demasiado pronto para empezar a pensar en un País Vasco sin ETA? ¿Se imaginan a la figura del lehendakari Ibarretxte encarnando semejante escenario? ¿A la imaginación bailándole un aurresku a la fantasía?
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