lunes, mayo 24, 2010

Fin; David Monteagudo


"Fin", la ópera prima de David Monteagudo publicada por Acantilado, ha sido una de las últimas sorpresas literarias en nuestro país, ésas que se cuentan con los dedos de una mano. Se trata de una novela que ofrece una hábil mezcla de géneros: ciencia ficción (versión apocalíptica) e intriga, con ecos variados que van desde Alien a Los diez negritos pasando por Los amigos de Peter y La carretera.


Monteagudo ofrece en ella una visión ciertamente cruda de la existencia -la vida como un ejercicio de impotencia- en la que las personas se extravían en sus propias mezquindades. El ser humano como un ente indefenso, inerme, ante fenómenos que no alcanza a entender pero que amenazan su supervivencia.


La trama gira en torno a un grupo de viejos amigos que, después de mucho tiempo organizan un reencuentro en un paraje remoto coincidiendo con el instante en el que alguien o algo parece desconectar el enchufe que da vida al género humano. Su temporal aislamiento alimenta su perplejidad y sus dudas a la hora de intentar reincorporarse a un mundo real que ha dejado de existir.


A los viejos amigos sólo parece unirles el recuerdo, la ausencia y, sobre todo, el peso de la culpa, a través del amigo ausente con el que en su día no se portaron bien y a quien atribuyen la responsabilidad de su desdicha a modo de venganza. Los personajes están bien trazados, lo bastante explicitados cada uno de ellos como para distanciarse del efecto de una novela coral. La intriga está administrada con sabiduría, más aún tratándose de una primera novela.


En definitiva, el mérito de Monteagudo reside en haber escrito una obra segura de sí misma, que no ofrece resquicios, que no deja lugar a la esperanza, que empequeñece al género humano y rehuye a conciencia cualquier aliento de trascendencia. Y, aún así, se lee con la fruición propia de un thriller.

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