Así como los esquimales tienen decenas de denominaciones para la nieve, Elliott Smith dibujó la depresión a través de innumerables canciones. Al escuchar Oh well, okay a uno se le antoja irresistible. Hace sólo unos días que se cumplieron siete años de su muerte.
Oh well, okay
Aquí está la silueta, la cabeza siempre girada
El color sangrante ya ennegrecido, extinguiéndose como un día
No supe adivinar qué te hacía tan infeliz
Moviste tu cabeza para decir no no no
Y se detuvo por un instante
Y así se quedó
Oh bien, vale
Tengo fotos, sólo que ya no la veo
Trepando hora tras hora por un aburrimiento total
Con aquella que guardo, donde nunca se difumina
En la seguridad de una mente negra como el carbón
Una celda sin ventilar
Que obstruye el día
Oh bien, vale
Si sientes algo la próxima vez que me veas
Hazme el favor de hacérmelo saber
Porque es difícil de contar
Es difícil de decir
Oh bien, vale
Oh bien, vale
Oh bien, vale
No hay comentarios:
Publicar un comentario