Una libre adaptación del clásico “Yonqui” al decadente Nueva York de los primeros años setenta –uno de los momentos estelares que Carroll describe es su encuentro precisamente con William Burroughs en una fiesta, un momento memorable debido quizás a su absoluta falta de trascendencia-, a caballo entre la sordidez y el glamour en una ciudad disoluta entregada a toda clase de excesos y de penurias a cargo de un distinguido miembro de la bohemia contracultural.
Partiendo de una escritura basada en el yo más militante, la novela consigue la paradoja de trasladarte a un lugar y a una época que a muy pocos dejará indiferente y, aún más, su autodestructiva vitalidad resulta extrañamente contagiosa.
2 comentarios:
Ahora que me he parado en el personaje, recuerdo que vi la película de DiCaprio en su momento. Ya no recuerdo mucho pero sé que me gustó y me sorprendió su interpretación.
Y sobre el escritor, me ha bastado ver una foto de sus últimos años para adivinar que seguro que tenía mucho que contar.
Saludos.
Sí, era un personaje -a character, como dicen en su país- que no pasó por la vida de puntillas. Y, sobre todo, tenía una mirada propia y mucho sentido del humor. Su lectura me ha provocado más de una carcajada, lo cual se agradece mucho. Pero es engañoso: te invita a tomártelo un poco a la ligera pero su prosa está muy currada.
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