martes, diciembre 31, 2013

Despedida del año neoliberal

Ahora, todos juntos:
daos la mano.

Y a continuación:
unos a otros,
torceros los brazos.

Con vigor,
con decisión,
sin atisbo de duda.

Hasta contraeros,
siempre en silencio.

Ante todo,
mucho silencio.

Qué, ¿lo sentís bien?
sí, el dolor, el daño.

Y, al fin, una vez purificados,
para celebrarlo:
vuelta a empezar.

domingo, diciembre 29, 2013

Apagón 30D, contra el oligopolio eléctrico

Es evidente que el sector eléctrico en España está constituido en un oligopolio: Iberdrola, Endesa y Gas Natural lo controlan casi en su totalidad.

Es evidente que los máximos mandatarios españoles, los grandes valedores del oligopolio político -el bipartidismo PP-PsoE-, y quienes han marcado las líneas maestras de su gestión, una vez concluidos sus mandatos se pasaron a la defensa del oligopolio eléctrico. No deja de ser curioso, por cierto, cómo esos expresidentes que copan las portadas de los medios cuando nos prodigan consejos, y lo hacen a menudo, callan y miran para otro lado ahora que son los desmanes de las eléctricas que les pagan tan generosamente los servicios prestados los que copan las mismas portadas.



Es evidente que sin una movilización ciudadana la actual deriva en la que está sumido el país conocerá altos y bajos pero, en última instancia, se revelará inexorable.

Es por ello que, siguiendo la iniciativa de la organización de consumidores, Facua, mañana, 30 de diciembre, a las 19 horas apagaré la luz para protestar contra el constante incremento en el precio de la electricidad desde la fraudulenta liberalización del mercado y para denunciar el abuso al que como consumidores nos somete el oligopolio eléctrico con la connivencia de la clase política.

Hoy, en el actual sistema de representación democrática, completamente perverso y viciado por quienes son sus máximos beneficiarios, nuestro poder, más que como votantes, reside en nuestra condición de consumidores. Y ya va siendo hora de que nos concienciemos, nos coordinemos y empecemos a utilizarlo. Si no es ahora, ¿cuándo?

Y es que esta vez no tenemos excusa. No hay que echarse a la calle cuando hace frío y el ministro del Interior amenaza con el empleo de la fuerza. Ni hay que asistir a una interminable asamblea en la que reina la confusión. Y es que ni siquiera hace falta salir de casa. Basta con pulsar un interruptor: el de la luz. Y dejar la casa a oscuras durante una hora.

Aunque un solo apagón no va a resolver nada, sí puede servir para difundir la idea, para tomar conciencia de nuestra capacidad de hacer algo, de cambiar las cosas. En mi opinión habría que hacer un apagón semanal de media hora hasta conseguir que el mercado eléctrico se orientara hacia las necesidades de sus consumidores. Pero, bueno, por alguna medida hay que empezar.      

Más información sobre el apagón promovido por Facua en el siguiente enlace: https://www.facua.org/es/noticia.php?Id=8145

El hashtag de la iniciativa en twitter es: #Apagón30D


jueves, diciembre 26, 2013

Asociarse

Hoy más que nunca la ciudadanía ha de asociarse en términos de cooperación y solidaridad.

De la búsqueda del bien propio ya se encargan los partidos políticos.

miércoles, diciembre 25, 2013

Cierre de cuarto trimestre

Con las prisas de última hora, como todos los años,

la tramitación de los expedientes de desahucio

y el envío de las felicitaciones de Navidad

domingo, diciembre 22, 2013

When I Win the Lottery, Camper Van Beethoven





Bueno, perdí un ojo en México
Perdí dos dientes ni sé dónde
La gente al verme pasar cambia de acera
Atraqué una tienda de licores o dos
Me sentí como en mi hogar unas pocas veces
Tomé prestado un coche cuando lo necesitaba
Me hice con un chamizo al final de la carretera
Reparando coches y haciendo de remolque
Gasté todo mi dinero
En la lotería

Cuando gane la lotería
Compraré a todas las chicas de mi escalera
Una televisión a color y una botella de perfume francés
Cuando gane la lotería
Donaré la mitad del dinero a la ciudad
Para que pongan mi nombre a una calle, un colegio o un parque
Cuando gane la lotería

Nunca alcé una bandera
En un mástil
Como Mr. Rojo Blanco y Azul en la calle un poco más adelante
Pero nunca me consideré un héroe por matar a un conspicuo comunista
Ahora podría entrar en cualquier viejo bar
Y encontrar pelea sin esforzarme demasiado
Pero nunca maté a ningún desconocido
Solo porque alguien me lo pidiera

Y cuando gane la lotería
Compraré la casa al lado de Mr.
Rojo, Blanco y Azul
Y cuando gane la lotería
Compraré el emblema
De la Legión Americana y lo pintaré de rojo con cinco estrellas doradas
Cuando gane la lotería

Cuando llegue el fin a este viejo mundo
La gente de bien llorará y el resto se acurrucará
Dios no se tomará la molestia
De separar tus cenizas de las mías
Porque hacemos zigzag entre el bien y el mal
Tropezamos y caemos en el bien y el mal
Porque el golpeteo de los dados con la emoción del resultado
Nos guía

Y cuando gane la lotería
Compraré a todas las chicas de mi escalera
Bañados en plata
Seis vasitos con un cuarto del mejor scotch de las Highlands
Porque cuando gane la lotería
La gente de bien moverá la cabeza y dirá
Que dios es bueno pero sin duda se maneja de forma misteriosa

Cuando gane la lotería 

jueves, diciembre 19, 2013

lunes, diciembre 16, 2013

La gran belleza



La decadencia romana es un clásico en materia narrativa, un motivo fértil e imperecedero que ha alimentado la imaginación de artistas durante cerca ya de dos mil años. Y en ella se zambulle la última película de Paolo Sorrentino, “La gran belleza”, desde un enfoque actual que bebe de Federico Fellini –La dolce vita y Roma son dos referencias ineludibles- y de otros grandes maestros italianos, pero que también reparte guiños a creadores más actuales –basta, por ejemplo, ver el intencionado cameo protagonizado por la actriz francesa Fanny Ardant que remite al de Jennifer Beals, la actriz de Flashdance, en la película de Nanni Moreti: Caro Diario-.  

Una oda a la ciudad de Roma a través de la figura de un escritor y periodista –un Jep Gambardella que inevitablemente remite a un Marcello Mastroianni más maleado, hastiado, acorde con los tiempos que corren- que acaba de cumplir sesenta y cinco años. Un personaje desencantado, cínico, prisionero voluntario que se ha rendido al oropel de la escena más sensual y hedonista de la ciudad. Uno de esos tipos que, salvo dormirlas, no saben qué demonios hacer con las mañanas, pero acostumbrados a moverse con la agilidad y decisión de un gato entre las sombras de madrugada.  



Un personaje prisionero de sí mismo, de su malditismo –publicó una novela de éxito en su juventud pero no ha sentido la motivación de escribir desde entonces-, como resignado a perpetuar su propia leyenda, interpretado por Toni Servillo, el actor fetiche de Sorrentino, que actúa como maestro de ceremonias y nos guía por un escenario inagotable que acoge desde lo hortera y lo vulgar a lo sublime, una amplia gama de tonalidades, de registros que a su vez tiene un nítido reflejo en la banda sonora.

La película –larga, casi dos horas y media- avanza como una sucesión de escenas sin un argumento claro. La trama se crea por acumulación a través de los retratos de los amigos/as de Jep, seres privilegiados pero descontentos, demasiado pendientes de sí mismos, que a duras penas tratan de espantar su inevitable decadencia. Aunque en esta ocasión, ya lo hizo a fondo en Il divo, basada en la incombustible figura de Guilio Andreotti, Sorrentino no toca la política –si acaso, lo hace de pasada, dando a entender que en su día los protagonistas tuvieron ideales y un cierto compromiso con una opción ideológica progresista-, sí cabe en ella la religión, la Iglesia, como un contrapunto extremo, enigmático, un tanto surreal, al desencanto reinante, aún así capaz de cohabitar con tanto desenfreno.      

El libro escrito por el Jep joven sirve de metáfora a una ciudad –Roma- bloqueada, paralizada por su exitoso pasado, por el peso, el fruto, de una larga Historia bien sedimentada a lo largo de los siglos en cuya gloria resulta imposible no regodearse. ¿A qué cabe aspirar cuándo las mayores cuotas de belleza, de lujo y de crueldad ya han sido alcanzadas y cuyos vestigios insuperables nos rodean a fin de recordárnoslo un día tras otro?

La gran belleza es, en definitiva, una visión osada, fantasiosa, un tanto grandilocuente, siempre ambivalente, agridulce, sobre la fugacidad de la vida y la necesidad de aferrarse a los preciosos destellos de belleza sincera que ésta ofrece como inútil antídoto al ruido, a esa cháchara inútil que siempre nos rodea pero que siempre se disuelve y de la que a la postre no queda nada. Solo Roma pervive, la ciudad eterna.



viernes, diciembre 13, 2013

credibilidad

Naturalmente, al máximo responsable de Hacienda la declaración de credibilidad le salió a devolver.

martes, diciembre 10, 2013

Plazas de Madrid II

Siguiendo con nuestro recorrido por el centro de Madrid nos detenemos en otra de sus plazas emblemáticas: la Plaza de Santa Ana, en el barrio de Huertas, recientemente rebautizado como el Barrio de Las Letras porque, al parecer, en él vivieron insignes escritores de la España del siglo de oro. Dicha plaza está ocupada a ambos lados por una sucesión de terrazas, al modo de dos generosas franjas que flanquean un tramo o explanada de piedra que sirve para el desplazamiento de las personas y en el que se contabilizan un puñado de bancos de piedra sin respaldo, en ningún caso lo bastante largos como para que alguien se pueda tumbar en ellos. A simple vista se puede calcular que la proporción entre bancos y sillas habilitadas en las terrazas es de uno a veinte. La plaza cuenta asimismo con dos exiguos parques infantiles que, sin duda, harán las delicias de los peques.





 


En el popular barrio de Malasaña tenemos la pequeña Plaza Carlos Cambronero, la cual consta de una explanada de piedra de forma rectangular dispuesta en leve pendiente en uno de cuyos extremos nos encontramos con la terraza de rigor al margen de la cual, una vez más y siguiendo la remodelación llevada a cabo en los últimos desde el ayuntamiento, no hay donde caerse muerto. Como es habitual, hay un espacio reservado para el reposo de las motos pero no de las personas. Cuestión de prioridades, cabe suponer.



Si tienes interés en visitar la entrada inicial sobre las Plazas de Madrid puedes pinchar aquí
 

sábado, diciembre 07, 2013

Cuchillas / Blades

Las cuchillas tipo concertinas más afiladas y peligrosas son aquellas que no se ven, que no se distinguen pese a estar por todos lados. No desgarran la piel sino el entendimiento.


The sharpest and most dangerous blades are those that are not visible despite being all around us. These do not cut the skin but the understanding.

jueves, diciembre 05, 2013

Acérrimo constitucionalista / Out and out constitutionalist

Le abrió la cabeza al golpearle con un ejemplar de la Constitución Española.


He broke his head by hitting him with a copy of the Spanish Constitution.

martes, diciembre 03, 2013

La lección de anatomía, Philip Roth

El anuncio de la concesión del Premio Nobel de Literatura de 2013 a la escritora canadiense Alice Munro coincidió en mi caso con la lectura de una de las novelas menos conocidas de Philip Roth. No pude evitar sentir cierta lástima hacia el escritor de Newark una vez parece ya muy poco probable que otro autor de lengua inglesa, aún más norteamericano, sea galardonado con dicho premio en los próximos años. Dada su avanzada edad –al igual que Munro, Roth anunció recientemente su decisión de dejar de escribir-, ello parece desterrar de una vez por todas las opciones de alguien que acabó por adquirir el estatus de eterno candidato.

La novela en cuestión, La lección de anatomía, perteneciente al ciclo dedicado a Nathan Zuckerman, trasunto del autor en la ficción, publicada originalmente en 1983, contiene todos los ingredientes habituales en la obra de Philip Roth previa a Pastoral Americana. Se lee como un compendio enmarañado, desquiciado, de sus obsesiones...

La reseña completa está disponible en el último número de agitadoras