Patrimonio, novela originalmente publicada 1991
(editada en España por Seix Barral en 2003 y disponible también en Debolsillo
desde 2011), supone una incursión en escenarios y temáticas recurrentes en la
obra del Philip Roth más íntimo y personal: la ciudad de Newark, la experiencia
de la comunidad judía en Estados Unidos y los lazos familiares, narrados esta
vez desde la perspectiva del inexorable declive físico y mental de su anciano
padre a raíz del descubrimiento de un tumor en su cerebro. Un ser condenado que
sin embargo se aferra a la vida a través de los recuerdos de las personas y
lugares de la comunidad judía de Newark que dotaron de sentido a su
existencia.
La novela gira en torno a la enfermedad, a la
proximidad de la muerte del padre y lo que ello implica para el hijo: las
difíciles decisiones que se ve obligado a adoptar en relación a su tratamiento
médico, las sensaciones y reflexiones que le suscita la figura paterna a la luz
de su creciente fragilidad y su dependencia en contraste con la solidez y la
firmeza de carácter de que hizo gala durante toda su vida. Patrimonio
disecciona ese trance, siempre delicado, doloroso, en el que el hijo acaba por
imponer su voluntad a la del padre aunque paradójicamente, de forma imprevista,
insospechada, acabe revelando también la vulnerabilidad de aquél.
El retrato que emana de la figura paterna resulta
contradictorio: una persona terca, dominante hasta la tiranía, a menudo
abrasiva en su empeño por imponer sus estrechos pero inamovibles códigos, aunque
a la vez responsable, digna y sacrificada en beneficio de sus hijos. Su rudeza
producto de un humilde bagaje en una familia de inmigrantes, su temprana
renuncia a los estudios a fin de procurarse cuanto antes un sustento que permitiría
a su hijo dotarse de una buena educación, de una personalidad sofisticada que a
la postre les distancia. Al margen del bagaje familiar, la afición por el
béisbol es uno de los pocos nexos de unión entre ellos.
La ambivalencia constituye así mismo la esencia de
la figura paterna en lo concerniente a las relaciones humanas: opresora con su
mujer ya fallecida sobre todo a raíz de su jubilación o con su actual pareja a
la que llena de constantes reproches, en lo que emerge como una recalcitrante
misoginia, pero al mismo tiempo víctima de una sutil discriminación en virtud
de su raza por parte de la gigantesca agencia de seguros (Metropolitan Life) a
la que dedicó toda su vida profesional, una situación asumida por el padre pero
no por el hijo.
Si lo deseas, puedes leer la reseña completa en el número de verano de la revista digital de arte y pensamiento espacioluke
No hay comentarios:
Publicar un comentario