martes, agosto 28, 2018

Ortigia



La playa de Ortigia (Siracusa)

5 comentarios:

:Bricd´ dijo...

Para algo tan urbanita, que me recuerda a cuando rondábamos sobre entre mesopotámicas y arcaicas ciudades, ésta esconde no sé dónde qué van a parar sus desechos de pozos negros y pozos de tormentas. Si con un espacio tan pedregoso y casi artificioso se conforman como para ser playa, al menos los que la tengan, no la padezcan aunque más bien no lo parece. Menos da una piedra...entre tantas como hay ahí. Qué le pidan peras al olmo. Suele ocurrir que cada cien bisiestos se cumplen las (im)profecías que arroja su averno cercano y rellena las orillas. Paciencia.
Nunca estuve en Siracusa y si de eso me acusa, rompo un pica que cuando suena Catania regresa a la memoria lo que cantaba un genio ecléctico de esas tierras nacido; vamos, un ser místico y seguramente genuino,
Póngale música a su buena foto que por subrealista neopreoperacionista trata de dar a entender el porqué de su antigüedad, cuna de tantas cosas para Europa...bella mujer y musa:
https://youtu.be/l566LnNxBZ4
aunque estemos en verano

Saludos
Deica entón :)´

Anónimo dijo...

Idílica, lo que se dice idílica, no es . Al menos su apariencia.

Il Gatopando dijo...

En efecto, es una playuca. Ocurre que está en un enclave declarado Patrimonio de la Humanidad y cuando lo visitas en pleno verano con casi 40 grados a la sombra la oportunidad de darse un baño en ella -encima contaba con dos duchas- se antoja un lujo persa.

Ello me reafirma en la idea de que los baños en el mar más inolvidables -al menos en mi memoria- no son aquellos que me di en una playa paradisíaca sino más bien en playas del montón ubicadas en lugares estratégicos a las que pude recurrir en momentos de gran necesidad.

Por cierto, nada más llegar a ella ocurrió que a una señora se le quedó atrapada la mano entre dos rocas -el agua le cubría a la altura del pecho- y no la podía sacar. Su hijo, llorando al igual que la madre, imploraba ayuda hasta que los bañistas nos dimos por aludidos y, con mucha paciencia y tras numerosos intentos, la señora logró al fin liberar su mano. Resultó que era española.

Saludos

Anónimo dijo...

El accidente de la señora con la mano atrapada entre dos rocas, me ha recordado a la situación vivida por un escalador famoso y

rodada en una película de Danny Boyle, que se titula " 127 horas". No hago spoiler. Pero sí diré que la señora de Ortigia fué

muy afortunada.


nadie dijo...

Parece tal cual una playa entre muros, una playa prisión. Y sin embargo, es innegable su encanto estético. Un cordial saludo.