El Palacio de Velázquez está situado en las profundidades de El Retiro de Madrid. Por su ubicación es muy frecuentado por turistas que se acercan a conocer el parque. Al encontrarse con que el edificio ofrece exposiciones de acceso libre en verano muchos de estos turistas optan por entrar, sea por curiosidad o, sobre todo, por resguardarse durante un rato de la canícula estival. Quienes así lo deciden estos meses se encuentran con una exposición del artista japonés Tetsuya Ishida.
Muy asequible desde el punto de vista formal, la obra de Ishida resulta deprimente, por no decir desasosegante, en cuanto a su contenido dada su amarga visión de la condición humana y su fuerte carga de crítica social. Me pregunto cuál es la reacción que provocará en ese turista lúdico, sin pretensiones, que da con ella al pasear por el parque. Y me entra curiosidad por preguntar al encargado de gestionar la programación en el Palacio de Velázquez si la exposición es presentada en semejante escenario a conciencia o si el efecto es más bien casual y responde a cierta dejadez rayana en la incapacidad.
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