Muy asequible desde el punto de vista formal, la obra de Ishida resulta deprimente, por no decir desasosegante, en cuanto a su contenido dada su amarga visión de la condición humana y su fuerte carga de crítica social. Me pregunto cuál es la reacción que provocará en ese turista lúdico, sin pretensiones, que da con ella al pasear por el parque. Y me entra curiosidad por preguntar al encargado de gestionar la programación en el Palacio de Velázquez si la exposición es presentada en semejante escenario a conciencia o si el efecto es más bien casual y responde a cierta dejadez rayana en la incapacidad.
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1 comentario:
No lo conocía. A juzgar por estas dos obras, un gran artista, a pesar de su naturaleza profundamente desasosegante. Un cordial saludo.
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