Al tratarse de un autor italiano emplearé la analogía de la pasta. La idealización de escenarios, tiempos y personajes es una seña de identidad en la escritura de Erri de Luca. Para mi gusto, en Historia de Irene al napolitano se le pasa el punto de cocción-idealización, de forma que el relato largo se transforma en una especie de fábula.
El libro se completa con dos relatos más breves y apegados al terreno localizados en el Nápoles de la guerra y la posguerra, escenario recurrente en De Luca. Es el primer libro suyo que leo traducido (Carlos Gumpert) pero mi objeción tiene que ver con la concepción de la historia.
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