lunes, julio 03, 2023

Homenaje a Jim Morrison

 

Durante la larga temporada en cuyo escaparate estuvo expuesto entre instrumentos musicales y partituras -porque no es como más tarde, que las novedades se empezaron a suceder unas a otras, entonces un disco así era una novedad en sí mismo; baste recordar que Franco aún no había muerto-, cada vez que pasaba por delante de La Casa de la Música toda mi atención se volcaba en la portada de un elepé. Retratado desde una posición baja, como si el fotógrafo estuviera ubicado a la altura de sus espinillas, mostraba en primer plano a un joven vestido con unos ajustados pantalones de cuero negro abrochados con un aparatoso cinturón y con una camisa de manga larga también oscura mientras con cada mano sujetaba un micrófono y el mástil al que iba unido, envuelto todo él en una intensa luz azul. Hacia el fondo, próximo a la fuente del destello luminoso que se esparcía por la imagen, se adivinaba el perfil de otro tipo que, de espaldas, sujetaba una guitarra y cuya voluminosa cabellera remitía por su textura a la de aquel otro músico al que más tarde vería en el cartel pegado en la fachada del instituto. The Doors. Live, era todo lo que aquella portada decía pero su profunda tonalidad, las poses de quienes en ella aparecían junto a su aspecto conformaban una estampa hipnótica que me anunciaba que allí había algo, fuera lo que fuera, que merecía la pena descubrir.

Breve fragmento del relato "Último deseo en clave de jazz", en homenaje a Jim Morrison en el 52 aniversario de su muerte.






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