Es un hecho probado que en Euskadi el voto a los partidos de implantación estatal aumenta considerablemente en las elecciones generales, mientras que el voto nacionalista experimenta un empuje en los comicios autonómicos. Se aduce como explicación que el electorado fluctúa en función de que sea el gobierno nacional (o estatal) o el autonómico el que está en juego. El primero movilizaría el voto de los partidos de ámbito estatal, mientras que el segundo movilizaría los de carácter regionalista. Personalmente, nunca he entendido dicha lógica. Siempre me ha parecido más conveniente reaccionar al revés de lo que se supone que es la regla, esto es votar nacionalista (o regionalista) para defender a ultranza los intereses vascos en Madrid y votar a los partidos ahora denominados ¨constitucionalistas¨ en los comicios autonómicos a fin de atemeperar en casa los excesos de celo nacionalistas.
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