A nadie se le escapa que nuestro anterior presidente de gobierno, Don José María Aznar, tenía a gala emplear un discurso bronco, a un tiempo chato y cortante, y siempre lacónico, partidario del mazazo ¨si breve dos veces contundente¨. Pero he aquí que desde que abandonó las responsabilidades de gobierno el señor Aznar ha sido capaz de escribir dos libros, dos gruesos volúmenes que en conjunto suman 680 páginas de prosa aznariana. La primera lectura que cabe hacer de semejante fenómeno es que el abandono del poder ha debido conllevar un profundo cambio o transformación en la idiosincrasia del distinguido personaje. Pero más sorpendente aún resulta el ahínco, el denuedo con el que el señor Aznar demuestra haberse entregado a sus veleidades literarias; 680 páginas son muchas páginas. Haciendo cálculos, resulta una media aproximada de dos páginas diarias escritas desde que se vio liberado de sus responsabilidades políticas. Ello teniendo en cuenta sus múltiples viajes a distintos países, compromisos universitarios y charlas y conferencias en numerosos foros. Desde luego, si se lo propone, Aznar es capaz él sólo de acabar, no ya con aquellos famosos records de atletismo, sino también con el récord de productividad literaria que hasta ahora ostentaba Corín Tellado.
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