lunes, abril 12, 2010

La sartén por el mango


Y ahora, a causa de su elevado déficit, los mercados se ensañan y castigan sin piedad a los mismos gobiernos que se endeudaron para salvarles de la bancarrota. Aún menos les perdonan el gasto destinado a aliviar los daños destapados en la sociedad por sus tremendos desaguisados.

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