La ausencia de expectativas, de horizontes vitales, la desesperación que ello conlleva, son los desencadenantes de la acción. Así, Ammaniti nos proporciona una visión desmitificadora, pedestre -y por ello muy efectiva-, del crimen organizado.
Un entorno crudo, despiadado, visceral, filtrado a través de la imaginación y la inquietud propias de la sensibilidad infantil, esa en la que cabe tanto la crueldad gratuita como la empatía sin límites, en la que conviven el secreto y la traición, esa edad en la que el misterio aún sobrevuela antes de perder su halo, quizás, con consecuencias irreparables.
Una sólida novela de supervivencia con un componente moral.
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