miércoles, mayo 07, 2014

Frances Ha y Oh Boy

La casualidad ha querido que coincidan en las carteleras españolas  Frances Ha y Oh Boy;  aunque distantes en origen, dos películas mellizas, casi siamesas, breves –su duración no llega a la hora y media- que se dirían creadas para conformar una interesante sesión doble. Rodadas en blanco y negro con espíritu independiente en un ambiente urbano –Nueva York, con una breve escala en París, y Berlín, respectivamente-, con cuidadas, trabajadas, bandas sonoras –con visibles guiños a George Delerue, autor emblemático de la Nouvelle Vague, la Nueva Ola francesa, aunque basada en el pop-rock la una; forjada en el jazz la otra- ambas se centran en las circunstancias de dos jóvenes inconformistas cuya actitud vital les plantea serios problemas de encaje con la realidad y con las expectativas que parece ofrecerles la sociedad en la que habitan.

Seres no aptos para entablar relaciones sentimentales significativas –la protagonista de Frances Ha se autodefine en repetidas ocasiones como “undateable”, como alguien incapacitada para las citas amorosas (el término es traducido en la versión subtitulada de forma libérrima como “espantapájaros”) más allá de la relación platónica que mantiene con la compañera de estudios con la que comparte vivienda y cuyo traslado a un barrio más caro sirve de motor a la acción-, refractarios a las exigencias del mercado laboral, distanciados de sus padres, a quienes vemos embarcados en una huida hacia adelante.

Hasta aquí las similitudes porque si bien la protagonista absoluta de Frances Ha tiene sus ambiciones profesionales fijadas en la danza y su perfil es activo, apasionado, exuberante y “career-oriented” –su principal objetivo es insistir y triunfar profesionalmente en la difícil disciplina que ha elegido-, el del protagonista de Oh Boy –protagonizado por Tom Schilling bajo la dirección de Jan Ole Gerster-, por el contrario, es lacónico y nihilista; solo parece ser capaz de identificar lo que no quiere. Un reflejo ligeramente estereotipado, quizás, de las dos ciudades y de las culturas que uno y otro encarnan...























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