Sin embargo, como tan a menudo ocurre en los medios españoles, se ha pasado por alto quizás el aspecto más relevante de la gestión de Botella, ése que a la postre en mayor medida acabará afectando a la calidad de vida de los madrileños: el modelo de ciudad que viene siendo promovido desde la máxima institución de la capital del reino. Un ejemplo, ya tratado en este blog, es el tratamiento de las plazas y espacios públicos por parte de las autoridades municipales.
Hoy nos detenemos en la céntrica Plaza de Callao, convertida en una simple explanada -otra más- situada en el centro comercial de Madrid y por sus características apta para hacer de ella un uso polivalente, por supuesto siempre al servicio de la marca comercial de turno a cambio de unos ingresos que meter en la hucha consistiorial o, más bien, que dedicar al pago de los intereses de la monstruosa deuda contraída por Madrid durante la alcaldía de Ruiz-Gallardón.
Otra plaza, en definitiva, hurtada al disfrute de los ciudadanos de la capital para atender fines más apremiantes e inconfesables ante -es triste decirlo- la indiferencia general.
Sí, a esto lo llaman "plaza"...
pero no veas el juego que da.
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