Ya ves Boris que no soy inmune a la crítica constructiva -todo lo contrario-. Espero que esta otra foto que he elegido capte un poco mejor la idiosincrasia del personaje.
Y es que nunca conviene fiarse de alguien que para sonreír ha de descomponer de la coronilla a la barbilla su rostro, prueba del esfuerzo que le supone. Cabe pensar que porque lo tiene duro como la piedra.
Muy amable, Gatopando, por tener en cuenta mi observación. Efectivamente, esta foto está más acorde con el auténtico careto del individuo en cuestión que, por cierto, lo suyo no es sonrisa sino mueca tipo hiena.
Pues yo, de este sujeto sin predicado, de la única cara que me acuerdo es de la de descompuesto que ponía al lado del memo que hoy preside este despaís el día que perdieron las elecciones por mentir al pueblo. Cómo han cambiado las cosas. Me da que o nos hemos acostumbrado a que nos mientan o -y esto es mucho más perverso-, en el fondo nos encanta.
5 comentarios:
Esa foto le favorece enormemente, parece un humano normal y corriente. Sin embargo su jeta real es pétrea y malencarada.
Le está haciendo usted un gran favor a este individuo, Gatopando.
Ya ves Boris que no soy inmune a la crítica constructiva -todo lo contrario-. Espero que esta otra foto que he elegido capte un poco mejor la idiosincrasia del personaje.
Y es que nunca conviene fiarse de alguien que para sonreír ha de descomponer de la coronilla a la barbilla su rostro, prueba del esfuerzo que le supone. Cabe pensar que porque lo tiene duro como la piedra.
Cordial saludo
Vaya cuadros más raros decoran tu casa, jajaja. Asusta.
Saludos.
Muy amable, Gatopando, por tener en cuenta mi observación. Efectivamente, esta foto está más acorde con el auténtico careto del individuo en cuestión que, por cierto, lo suyo no es sonrisa sino mueca tipo hiena.
Cordial saludo.
Pues yo, de este sujeto sin predicado, de la única cara que me acuerdo es de la de descompuesto que ponía al lado del memo que hoy preside este despaís el día que perdieron las elecciones por mentir al pueblo. Cómo han cambiado las cosas. Me da que o nos hemos acostumbrado a que nos mientan o -y esto es mucho más perverso-, en el fondo nos encanta.
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