Es una metáfora del estado de cosas que explica por qué la sociedad actual no se halla en condiciones de velar por su propia subsistencia.
martes, diciembre 29, 2015
Metáfora
En lugar de concienciar a los telespectadores sobre el problema de la contaminación o el del cambio climático, a los cuales se refieren siempre de la forma más aséptica posible como si se tratara de procesos inevitables equiparables al advenimiento de una borrasca o a la formación de un anticiclón, los hombres/mujeres del tiempo en la televisión emplean su ascendencia sobre el telespectador, ganada día a día gracias a sus pronósticos meteorológicos, para tratar de encasquetarle bonos del BBVA o I-Phones de última generación.
Es una metáfora del estado de cosas que explica por qué la sociedad actual no se halla en condiciones de velar por su propia subsistencia.
Es una metáfora del estado de cosas que explica por qué la sociedad actual no se halla en condiciones de velar por su propia subsistencia.
sábado, diciembre 26, 2015
Astronalismo
Los nacidos en Piscis exigían un reconocimiento explícito de
su singularidad y un trato diferenciado.
Those born in Piscis claimed for an explicit recognition of their singularity and a distinct treatment.
martes, diciembre 22, 2015
sábado, diciembre 19, 2015
martes, diciembre 15, 2015
sábado, diciembre 12, 2015
Maldito
¿Quién decidió probarse el traje maldito?
¿Quién arrancó pedazos de la realidad a dentelladas?
¿Quién sobrevoló el sustrato homoerótico
y planeó el enigma de las noches esmeriladas?miércoles, diciembre 09, 2015
Plazas de Madrid VI, Ópera
Amplia explanada con suelo de piedra, perfectamente dispuesta para un rápido y duradero recalentamiento en verano, bancos -bueno, prismas- dispersos, también de piedra, expuestos al sol, duros para el culo, sin respaldo y lo bastante cortos para que a nadie se le ocurra tumbarse, árboles solo en los márgenes, pocos, ausencia absoluta de hierba o flores, espacio diáfano apto para instalar casetas comerciales cuando se preste y recaudar fondos...
... son las señas de identidad de la emblemática Plaza de Ópera, en pleno centro de Madrid, otro espacio duro, inhóspito, que invita a pasar de largo o, como mucho, a detenerse lo justo para atarse bien los cordones de los zapatos.
domingo, diciembre 06, 2015
miércoles, diciembre 02, 2015
Una juventud, Patrick Modiano
Pese a ser un autor valorado por la crítica y laureado nada
menos que con el Premio Nobel el pasado año no había hasta ahora leído ningún
libro de Patrick Modiano. Fue un extenso
artículo que encontré en un viejo suplemento cultural el que me animó por fin a
hacerlo al recomendar una novela suya que, según el autor del texto cuyo nombre
he olvidado, servía como una buena piedra de toque para iniciarse en la obra
del autor francés. Es el tipo de recomendaciones que, como lector, a menudo echo
de menos en la crítica especializada y que pongo, por tanto, en gran valor. Dicha
novela, con un marcado carácter autobiográfico, era Un pedigrí. Así es que me
las prometía felices pero sucedió que esa no la pude encontrar y acabé
decantándome por Una juventud, una novela suya publicada originalmente en 1981,
adaptada ese mismo año al cine, y reditada este 2015 en nuestro país por
Anagrama, el sello que ha dado a conocer el grueso de su obra.
Me encontré con una novela no muy extensa –ninguna de las
suyas lo es-, escrita en tercera persona, estructurada en forma de breves capítulos
que contienen escenas reducidas a lo esencial, habitadas por personajes lacónicos
que intercambian diálogos concisos cuyo tono y ritmo remiten a la factura de
ciertos guiones típicos de la cinematografía francesa –modalidad en la que
Modiano cuenta con experiencia-, cuya apariencia un tanto engañosa pueden en un
principio llamar la atención al espectador-lector por su frialdad, por su
desnudez, pero que a la postre se revelan efectivos por su precisión y porque
eluden cualquier sensación de ligereza.
Los miembros de la pareja protagonista de Una juventud
–Louis y Odile- son seres huérfanos, desvalidos, ingenuos, puros, que sufren
grandes carencias emocionales y bordean la marginalidad, siempre a la expectativa,
a merced de la influencia que sobre ellos ejercen terceras personas, más
adultas y maleadas, de dudosa moral, con quienes comparten el desarraigo pero a
las que no aciertan a interpretar, como si flotaran a merced de las corrientes
y los acontecimientos propiciados por esos seres con quienes se relacionan en
un París pedestre marcado por los claroscuros.
La historia transcurre en forma de elipsis. Desde un
presente acomodado en un ambiente rural, marcado por el 35 cumpleaños de Odile,
se remonta dieciséis años atrás, a la época en que se conocieron en París
cuando uno y otro pugnaban por salir adelante y describe la incierta
trayectoria de ambos hasta llegar al clímax, el acontecimiento que marcaría un
antes y un después en sus vidas. Una juventud se podría calificar como una
novela de formación concebida al modo de una fábula de moral ambigüa en torno
al precio y a la recompensa que conlleva la pérdida de la inocencia.
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