miércoles, diciembre 02, 2015

Una juventud, Patrick Modiano

Pese a ser un autor valorado por la crítica y laureado nada menos que con el Premio Nobel el pasado año no había hasta ahora leído ningún libro de Patrick Modiano. Fue un extenso artículo que encontré en un viejo suplemento cultural el que me animó por fin a hacerlo al recomendar una novela suya que, según el autor del texto cuyo nombre he olvidado, servía como una buena piedra de toque para iniciarse en la obra del autor francés. Es el tipo de recomendaciones que, como lector, a menudo echo de menos en la crítica especializada y que pongo, por tanto, en gran valor. Dicha novela, con un marcado carácter autobiográfico, era Un pedigrí. Así es que me las prometía felices pero sucedió que esa no la pude encontrar y acabé decantándome por Una juventud, una novela suya publicada originalmente en 1981, adaptada ese mismo año al cine, y reditada este 2015 en nuestro país por Anagrama, el sello que ha dado a conocer el grueso de su obra.
     
Me encontré con una novela no muy extensa –ninguna de las suyas lo es-, escrita en tercera persona, estructurada en forma de breves capítulos que contienen escenas reducidas a lo esencial, habitadas por personajes lacónicos que intercambian diálogos concisos cuyo tono y ritmo remiten a la factura de ciertos guiones típicos de la cinematografía francesa –modalidad en la que Modiano cuenta con experiencia-, cuya apariencia un tanto engañosa pueden en un principio llamar la atención al espectador-lector por su frialdad, por su desnudez, pero que a la postre se revelan efectivos por su precisión y porque eluden cualquier sensación de ligereza. 

Una juventud  

Los miembros de la pareja protagonista de Una juventud –Louis y Odile- son seres huérfanos, desvalidos, ingenuos, puros, que sufren grandes carencias emocionales y bordean la marginalidad, siempre a la expectativa, a merced de la influencia que sobre ellos ejercen terceras personas, más adultas y maleadas, de dudosa moral, con quienes comparten el desarraigo pero a las que no aciertan a interpretar, como si flotaran a merced de las corrientes y los acontecimientos propiciados por esos seres con quienes se relacionan en un París pedestre marcado por los claroscuros.  

La historia transcurre en forma de elipsis. Desde un presente acomodado en un ambiente rural, marcado por el 35 cumpleaños de Odile, se remonta dieciséis años atrás, a la época en que se conocieron en París cuando uno y otro pugnaban por salir adelante y describe la incierta trayectoria de ambos hasta llegar al clímax, el acontecimiento que marcaría un antes y un después en sus vidas. Una juventud se podría calificar como una novela de formación concebida al modo de una fábula de moral ambigüa en torno al precio y a la recompensa que conlleva la pérdida de la inocencia.

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