Tanto que hablamos en su día de Bob Dylan y de Leonard Cohen, tuve la impresión de que Paul Simon -otro gran folkie en sus orígenes, también de ascendencia judía- quedaba un poco injustamente relegado. Llegó el momento de la reparación.
El tema está dedicado a Art Garfunkel quien había viajado a México para rodar la película Catch-22, mientras Simon seguía escribiendo canciones con la sensación de ser "the only living boy in New York".
Yo creo que el motivo de no destacar Paul Simon tanto como Dylan y Cohen quizás se deba a que actuaba siempre con Garfunkel, en los comienzos, Ël solo, aún siendo el creador, no tuvo tanto gancho como en dúo. El contrapunto de la voz delicada e ingenua de Garfunkel daba una luz mágica al conjunto. Paul sin Arthur no tiene ese feeling que emociona,
Completamente de acuerdo, Anónimo. Suscribo tus palabras. Las armonías vocales distinguen a S&G. De hecho, a mí la carrera en solitario de Paul Simon -incluyendo el celebrado Graceland- me deja frío. Es un poco como si al separarse de Garfunkel hubiera perdido el "duende". Les pasó a otros grandes artistas que marcaron los años sesenta, que no pudieron dar continuidad a su genio en la década siguiente. Dicho lo cual, habrá que convenir que en los siete u ocho años que permanecieron juntos Paul Simon compuso tal cantidad de joyas, incluso con ese punto cursi que le sale a menudo, que aún hoy le dejan a uno boquiabierto.
4 comentarios:
Una de esas joyas escondidas en los grandes álbumes que siempre queda fuera de las recopilaciones. Voy a volverla a disfrutar. Un cordial saludo.
!Exacto!
Saludo cordial
Yo creo que el motivo de no destacar Paul Simon tanto como Dylan y Cohen quizás se deba a que actuaba siempre con Garfunkel, en los comienzos, Ël solo, aún siendo el creador, no tuvo tanto gancho como en dúo. El contrapunto de la voz delicada e ingenua de Garfunkel daba una luz mágica al conjunto. Paul sin Arthur no tiene ese feeling que emociona,
Completamente de acuerdo, Anónimo. Suscribo tus palabras. Las armonías vocales distinguen a S&G. De hecho, a mí la carrera en solitario de Paul Simon -incluyendo el celebrado Graceland- me deja frío. Es un poco como si al separarse de Garfunkel hubiera perdido el "duende". Les pasó a otros grandes artistas que marcaron los años sesenta, que no pudieron dar continuidad a su genio en la década siguiente. Dicho lo cual, habrá que convenir que en los siete u ocho años que permanecieron juntos Paul Simon compuso tal cantidad de joyas, incluso con ese punto cursi que le sale a menudo, que aún hoy le dejan a uno boquiabierto.
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