El libro arranca con el escalofriante relato de la llegada
de Cristobal Colón a América vista desde la perspectiva de los indios “arawak”
que habitaban las islas de las Antillas, quienes pese a su favorable
disposición inicial hacia los recién llegados serían exterminados de la forma
más brutal en el lapso de unos pocos años -por lo mismo, se podía haber
dedicado un primer capítulo a la llegada y asentamiento de los indios en el
territorio que conformarían los Estados Unidos durante el largo periodo previo
a la aparición de los europeos- para, tras sucesivas revisiones y ampliaciones de
la obra –la original data de 1980 y la de Hiru de 1997-, concluir con el
mandato de George W Bush caracterizado por su “guerra al terror” y sus
aparatosas intervenciones militares en Oriente Medio. Un lapso de quinientos
años marcado en ambos extremos por la violencia, la conquista, la codicia
–entonces oro, luego petróleo-, el choque de culturas y el sometimiento del
débil por el fuerte, como si el progreso a lo largo de cinco siglos no hubiera servido
para superar semejante dinámica sino para perpetuarla a través de su constante adaptación
y transformación.
La obra de Zinn tiene un profundo carácter desmitificador sobre
la extendida visión de Estados Unidos como una historia de éxito que, más allá
de las fases generalmente asociadas al conflicto -las marcadas por las luchas
sindicales desde finales del siglo XIX al primer tercio del XX o por el
descontento social de los años sesenta del pasado siglo-, se extiende a los
periodos comúnmente asociados a un mayor progreso o protagonizados por aquellas
figuras históricas que suscitan un mayor consenso: desde los “padres
fundadores” redactores de la Constitución, a Lincoln, Franklin D. Roosevelt o
Kennedy. Por su proximidad en el tiempo, se muestra especialmente crítico con
el mandato de Bill Clinton por sus numerosas y voluntarias concesiones a la
minoría privilegiada que sembrarían la actual crisis. El empeño de Zinn en
demostrar que el progreso social es siempre consecuencia de la movilización y del
empuje popular en lugar de la visión o la generosidad de los estadistas le
lleva a adoptar un enfoque casi notarial en ciertos pasajes, a registrar cada
acto de resistencia ciudadana producido en un periodo determinado en su afán
por desmontar la visión imperante.
A partir del análisis del pasado, Howard Zinn interpreta también
el momento actual e incluso proyecta su análisis hacia el futuro a partir de
las tendencias que identifica. Así, pronostica la competición por la
movilización del descontento de las clases medias al que asistimos en la
actualidad –“El capitalismo siempre ha supuesto un fracaso para las clases
bajas. Ahora está empezando a fallar también a las clases medias”-, un segmento
social que hasta ahora ha ejercido como guardián del sistema a cambio de
pequeñas concesiones por parte de las élites, ejerciendo de colchón entre éstas
y las clases bajas. Unas clases medias sin cuya obediencia el sistema no
tardaría en colapsar.
Se atreve también a proponer una fórmula que ayude a superar
el callejón sin salida al que, en caso de perpetuarse la actual dinámica,
parecemos abocados: producir de forma comunitaria a escala local a fin de
cubrir las necesidades básicas de forma que éstas puedan sacarse del sistema
monetario apelando al impulso de cooperación que emana de forma instintiva, no
condicionada, en la naturaleza humana; es lo que denomina “socialismo de barrio”
que facilitaría la creación de comunidades más inspiradas en vínculos de
amistad que en la competitividad y que promoverían el valor de la libertad, del
compartir y una cultura del respeto. Aunque no lo hace explícito, la propuesta
de Zinn parece replicar los valores dominantes en las culturas indígenas
previas a la llegada de los europeos. Se trata, según él, de buscar la inspiración
ante la perspectiva de tiempos cada vez más turbulentos y el reto consiste en
favorecer el cambio con la menor dosis de violencia. Cuanto mayor sea la
percepción de compartir las mismas necesidades por parte del 99% de la sociedad
mayor será el aislamiento de su cúspide. Los prisioneros del sistema
continuarán rebelándose en modos y en momentos que no cabe predecir. La novedad
es la posibilidad de que hoy sean acompañados por quienes hasta ahora han
ejercido de guardianes.
Vista desde el momento actual, la proyección de Zinn puede
parecer ingenua en la medida en que el descontento de las clases medias parece
estar siendo canalizado mayoritariamente por la extrema derecha y por figuras
como Donald Trump. Si acaso, esto parece acelerar la posibilidad de un futuro colapso
lo que en lugar de invalidar el cambio mental y de paradigma que aconseja Zinn lo
hace aún más acuciante.
La otra historia de los
Estados Unidos
Howard Zinn
Hiru
657 páginas
1997
Esta reseña está también disponible en el último número de la revista digital espacioluke
2 comentarios:
Un libro francamente interesante, y un apunte final por su parte, con el que -para nuestra desgracia- no se puede estar más de acuerdo. Un cordial saludo.
Una lectura oportuna, sin duda. Siempre un gusto sentirle por aquí, Nadie.
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