lunes, julio 03, 2017

El Escorial



1 comentario:

nadie dijo...

Lo que más recuerdo del monasterio es el intenso frío, incluso en sus salas. Claro, que estábamos en el mes de enero. Y aunque me gustó su característica sobriedad, en el fondo me pareció un lugar un tanto inhóspito, tal vez adecuado para espíritus proclives a la melancolía centrípeta. Un cordial saludo.