Lo que más recuerdo del monasterio es el intenso frío, incluso en sus salas. Claro, que estábamos en el mes de enero. Y aunque me gustó su característica sobriedad, en el fondo me pareció un lugar un tanto inhóspito, tal vez adecuado para espíritus proclives a la melancolía centrípeta. Un cordial saludo.
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Lo que más recuerdo del monasterio es el intenso frío, incluso en sus salas. Claro, que estábamos en el mes de enero. Y aunque me gustó su característica sobriedad, en el fondo me pareció un lugar un tanto inhóspito, tal vez adecuado para espíritus proclives a la melancolía centrípeta. Un cordial saludo.
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