Carecías de la crueldad imprescindible,
de la elevada mezquindad que te encamina hacia el éxito.
Nos encandilaba esa falta de amor propio, y tu sonrisa,
como arrepentida de tu propia tontería.
Del poema Lamento. Thom Gunn: El hombre con sudores nocturnos.
2 comentarios:
Un retrato tan brillante y preciso como inquietante. Un cordial saludo.
Ya lo creo. Certero y perturbador. Lúcido, ante todo. Algo tiene Gunn que nos deja sin adjetivos.
Más saludos
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