domingo, noviembre 20, 2022

A mis viejas direcciones

 

Pasé unos 20 años soñando que volvía de incógnito a la casa en la que viví mis primeros 25. 

Y es que en Tostonazo, su reciente novela, Santiago Lorenzo describe de pasada a una empresaria que facilita a los antiguos inquilinos visitar su antigua casa. Yo hubiera pagado, aún lo haría, por algo así.

También Kenneth Koch parece tener fijación por las casas en las que vivió, como queda reflejado en su poema: A mis viejas direcciones. 




2 comentarios:

nadie dijo...

Un tema profundamente interesante, y que, como usted bien sabe, he podido experimentar en propia piel, al tener la oportunidad de volver a vivir bastantes años más tarde en el piso en que transcurrió mi infancia. Yo lo veo (o lo he vivido) como un juego del tiempo, o más bien del no tiempo o de un tiempo anular. Como una extraña implosión temporal en la que la memoria y el deseo son los únicos supervivientes. Un cordial saludo.

Il Gatopando dijo...

Además de muy viva, su vieja dirección está en las mejores manos. Le felicito por ello, Nadie.