domingo, noviembre 17, 2024

calamares fritos / fried calamari

 

Le dije por activa y por pasiva que no me apetecía nada comer unos calamares fritos en el restaurante ese del sex-shop pero, nada, ni caso.


I told him over and over again that I didn't feel at all like eating fried calamari at that sex-shop restaurant, but nothing, not a peep..


4 comentarios:

nadie dijo...

Preciosa vajilla, por cierto. Me trae recuerdos familiares. En cuanto a su ágape, espero que no se le indigestara. ;-) Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Eso me recuerda la comida que tuvo un dirigente catastrófico con una señora y que estuvieron de sobremesa bastante tiempo, por lo que parece. Entre medias la humedad en las calles liquidaba asfalto, puentes, aceras y se presentaba en casa de muchas personas sin avisar de su llegada. Es lo que se conoce como riadas; qué no "chunamis" como desean tergiversar ahora mucha gente, sin haber vivido en su vida una ola "chunami".
De río riada; de arroyo también
¿Qué cosas, eh?

Il Gatopando dijo...

Bueno, que conste que el nombre del restaurante donde me la sirvieron no era El Ventorro, ¿eh?, que vaya nombre también para un restaurante, a mí me evoca a una pedorreta.

Pues sí, la vajilla en cuestión no pasa desapercibida. Una pena que solo conste de tres piezas; un plato en perfecto estado, otro con dos o tres pequeños puntos descascarillados y un tercero, de postre, al que le falta un fragmento. Un saludo cordial.

:Bricd´ dijo...

Redundo ──ahora que no me escribe *nadie── en el comentario anónimo, sin ánimo cesante, ni de lucro, que ya es lujo. Pues tal y cómo dice ése, hay algo retorcido, torticero en todo este asunto
El Ventorro, o era por ser antigua venta y figurar en lugar despejado y alto. Otra cosa fuera que después de los platos de cuchara, o de cúchares, a más de uno se le fuera parte de la fuerza trasera; que ya es también un arte si clama en silencio, aunque sea fuerte.

Pero para arroyo y torrentera ──digo al que no conozco── también sigue siendo riada y no justamente desternillante. Y sino que se lo digan a quienes lo sufrieron.
A todo esto, dicen por ahí, que el que tenía que tomar cartas en el asunto y no las tomó, porque a saber en qué tipo de comida estaba y aún no lo ha dicho, ni dirá, claro; que todo pudo haber sido una campaña orquestada por su jefe ──el que tiene por apellido el mismo que unas gaseosas de Vigo── para cargarle el mochuelo al del central Gobierno. Y después de que me expusieran la tesis, o hipótesis, no se me torna extravagante, sino jugada política, manque pierdan algunos o muchos, con tal de aquello que tanto rezan estos torticeros:
“Que es apaña se hunda, que ya estaremos nosotros para salvarla” …

^Igualico, igualico, que los descascarillados de sus platos.

Hala, a mandar
(^Agamenón, aragonés y maño de cepa pura. Número 54)