Leo en el periódico que ha sido detenido quien fuera el hombre más rico del mundo. ¿La causa? los clásicos chanchullos en Bolsa. Me pregunto el relieve que habrá adquirido la noticia en los diarios especializados en temas económicos. Algo así no puede pasar inadvertido. Imaginemos por un momento que el restaurador más prestigioso del mundo envenena a uno de sus comensales, o que el mejor jugador de fútbol solventa una final marcando un gol en propia meta, o que sorprenden al sumo pontífice haciendo diabluras con una caribeña de cuerpo escultural. No tengo la menor duda que acontecimientos de semejante calibre llenarían las primeras páginas de las publicaciones gastronómicas, deportivas, o espirituales. Sin embargo, algo me dice que no será este el caso en las de asuntos económicos o empresariales. Y es que es probable que algo así muy pronto no merezca ya ni siquiera el calificativo de noticia.
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