De origen judío y nacionalidad británica, Judt pasó sus últimos años como profesor en la Universidad de Nueva York. Semejante bagaje le dio una amplia perspectiva a la hora de afrontar los retos a los que se enfrentan las sociedades occidentales. Propugnaba que la socialdemocracia europea debe defender los logros obtenidos durante las pasadas décadas, aunque para ello hubiera de adoptar una mentalidad conservadora, en lugar de emular de forma edulcorada los postulados liberales, como ha sido la norma en estos últimos años, lo que ha desembocado en su actual crisis de identidad.
En su artículo "What Is Living and What Is Dead in Social Democracy?" (¿Qué hay de vivo y qué hay de muerto en la Social Democracia?) Judt criticaba también la tendencia en el mundo anglosajón a relegar las consideraciones de carácter moral en beneficio de una perspectiva basada únicamente en la ganacia y la pérdida. Semejante visión -decía- no es producto inherente de la condición humana sino que se trata de una óptica autoimpuesta por los propios humanos. La primera obligación de quienes disienten de esa forma de ver las cosas consiste en recordar los logros alcanzados en el siglo XX y de las posibles consecuencias que puede acarrear el desmantelarlos. La izquierda tiene algo que conservar. Es la derecha la que parece haber heredado un ambicioso impulso modernista que le lleva a destruir e innovar en nombre de un proyecto universal. Es, por tanto, como si los roles de una y otra se hubieran intercambiado en los últimos años y la izquierda debiera aceptar un rol en favor de la conservación en el que no parece sentirse cómoda. Judt la denomina la socialdemocracia del miedo. Y concluye que es algo por lo que merece la pena luchar.
Otro ejemplo de la lucidez de Judt consiste en su análisis acerca del contraste entre las sociedades y las mentalidades europeas y norteamericana. En "The Way Things Are and How They Might Be" (Cómo son las cosas y cómo deberían serlo) afirma lo siguiente: "Entiendo que por encima de todo el modo de vida europeo consiste en que los riesgos que uno asume en su vida profesional son en cierta medida aminorados por garantías, por ejemplo el apoyo del estado en caso de perder tu trabajo. Ello crea una sensación de espacio en el que estás seguro. Desde Estados Unidos es fácil ver la diferencia ya que se trata de un espacio en el que te puedes desenvolver muy bien o muy mal pero no es un espacio en el que te sientas seguro". Resulta imposible explicar en menos palabras la sensación que como europeo tuve viviendo en Estados Unidos.
"Posguerra" fue publicado en España por la Editorial Taurus.
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