El ocaso de la indignación

Se titula "El ocaso de la indignación" y me ha impresionado por su clarividencia acerca de las razones -¿errores?- que están llevando al ocaso de la protesta en forma de acampada en la Puerta del Sol. Lo suscribo de principio a fin porque explica muy bien cómo el impulso original facilitado por el movimiento democraciarealya, nacido de forma espontánea, fue fagocitado por grupos de base organizados congregados en torno al movimiento tomalaplaza.net, y cómo de las reivindicaciones de base se pasó a toda una catarata de propuestas asamblearias que inciden en múltiples aspectos cuyo efecto último será la disgregación de las voluntades. 

Por mi parte, insisto en tres reivindicaciones esenciales:

reforma de la ley electoral en favor de una mayor proporcionalidad como medida para debilitar el bipartidismo y dificultar los tics propios de una partitocracia,

listas electorales abiertas, de modo que los cargos elegidos respondan directamente ante sus electores en lugar de hacerlo ante el aparato de organización -y control- de sus propios partidos,

transparencia absoluta en el gasto público -consultable en internet- y respecto al patrimonio de todos los cargos electos.

Son tres medidas asumibles por una mayoría de la población, aplicables, y que contribuirían por sí solas a higienizar el sistema.

Hay otras dos, bastante populares, que también suscribo aunque dé la prioridad a las otras:

eliminación de las listas electorales de políticos imputados,

eliminación de los privilegios de la clase política: pensiones completas tras ocho años en el parlamento, ley de incompatibilidades, etc.

Se trata de presionar hasta que los políticos las incluyan en su agenda. Y al mismo tiempo de aprender y de no caer en los mismos errores en el futuro porque, más pronto que tarde -que a nadie extrañe si sufrimos una nueva oleada de recortes y de ajustes de cara al otoño-, la mecha, aunque ahora se extinga, volverá a prender.