Estos días, mientras cabalgamos de sobresalto en sobresalto, uno no puede evitar preguntarse:
¿Qué se ha hecho del tedio, de la apatía, del sopor y la somnolencia, de aquella galbana densa, sólida, que en un tiempo no tan lejano caracterizó a las inacabables jornadas del mes de agosto?
1 comentario:
Me he preguntado lo mismo una y mil veces: ¿dónde ha ido a parar el tiempo? Un saludo.
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