viernes, julio 18, 2014

El poder de la ficción

Aquel momento que compartimos en Granada, los dos, extasiados ante los reflejos del sol, aquel atardecer frente a la Alhambra, sobrecogidos por la magia del Albayzín, fue un momento tan especial, tan singular, tan íntimo, que cuando lo revivo aún me pueden las ganas de llorar...; sí, debe ser que soporto mal el privilegio de la felicidad y por ello bloqueo el fluir de la emoción. Fue un momento irrepetible y lo que lo hace tan especial al recordarlo es saber que nos pertenece solo a ti y a mí.



¿Qué te pasa? ¿Por qué callas? ¿Por qué me miras así? ¿Es que tú no lo sentiste? ¿Es que no fue así, tal y como lo cuento? Mirándote, cualquiera pensaría que es que me lo he inventado, o que lo he soñado... Pero ¿por qué no dices nada?

No hay comentarios: