La historia de mi gente –novela galardonada con el prestigioso Premio Strega en 2011 y
editada en nuestro país por la editorial Salamandra- es una obra testimonial
concebida por su autor, Edoardo Nesi, con un alma dual, la cual conforma su
principal seña de identidad: por un lado la industrial, como miembro que es de
una familia con una larga tradición en el negocio textil y, por otro, la
humanista en base a su condición de amante de la literatura y de escritor.
El principal objeto del libro es denunciar las consecuencias
de la globalización, centrándose a tal fin en el tremendo destrozo que la
liberalización de los mercados internacionales provocó en el tejido empresarial
de base familiar de la industria textil italiana, y concretamente en la ciudad
toscana de Prato, a partir de la experiencia personal del autor. Este incluye
invectivas contra los gobernantes, políticos y economistas-opinadores que no
previeron las funestas consecuencias para la pequeña y mediana empresa italiana
–un tejido empresarial localista, tradicional, de mentalidad e inspiración
artesana, individualista- de las medidas que asumieron, dada su imposibilidad
para competir con el producto chino, mucho más barato. Las grandes beneficiadas
serían aquellas pocas empresas con una marca potente, reconocible a nivel
internacional: los Armani, Benetton, Versace, Prada, etc, si bien todas ellas
sometidas a la constante amenaza de la piratería. A cambio de la posibilidad de
comprar productos más baratos, la globalización supuso la desaparición de miles
y miles de puestos de trabajo con sus sueldos, sus cotizaciones y sus derechos laborales
duramente conquistados.
El gran acierto de La historia de mi gente reside en el tono
y el enfoque empleados por Nesi en una historia que en manos de otro autor muy
posiblemente hubiera caído en el panfleto crítico. Un tono sensible y un
enfoque intimista que giran en torno a la experiencia del propio autor, de los
distintos miembros de su familia, empezando por sus antecesores, de sus amigos
y socios profesionales, a través de anécdotas, recuerdos, momentos, homenajes, combinados
con el eco de ciertas lecturas del autor y de su experiencia como escritor que
contribuyen a iluminar la narración.
Ésta se inicia en el despacho de un notario durante la firma
de la venta de la empresa familiar por parte de los herederos pertenecientes a
la tercera generación, de la que forma parte el autor. El dolor producido por
la venta –si bien la operación se revelará oportuna y acertada desde un punto
de vista estratégico y económico- lleva a Nesi a rememorar momentos y
acontecimientos que ilustran en perspectiva las razones que les han empujado a
hacerlo. Al tiempo que una seña de identidad del autor se desvanece, crece y se
afianza la otra que dotará de sentido a su vida: la literatura y la escritura.
Historia de mi gente contiene una lúcida y penetrante
reflexión sobre la decadencia de Italia, una experiencia extensible a otros
países del sur de Europa como el nuestro, y aborda fenómenos delicados como el
racismo latente, a través de la inmigración de origen chino llamada a trabajar
en telares clandestinos, aunque a la amargura por las decisiones políticas y
económicas adoptadas y por sus graves consecuencias sociales le acompaña el
alivio gracias al sentido que Nesi encuentra en la cultura, en la literatura.
Es por tanto una obra sobre una identidad en disolución: sea la de un
componente fundamental de Italia o del propio autor y sobre otra que se
consolida. Hay, por tanto, esperanza en lo personal y, aunque dubitativa, en la
de su país y su ciudad: la narración concluye con una manifestación en la plaza
mayor de Prato a la que acuden todos los miembros del sector: los
individualistas competidores con una larga tradición de rivalidad, o de
coexistencia en el mejor de los casos, comprenden al fin que su única
posibilidad de sobrevivir reside en la cooperación y la solidaridad entre ellos.
Una obra, en definitiva, lúcida e híbrida: testimonio
personal a través de la experiencia de alguien que asiste directamente a un
cambio de paradigma industrial, económico, que sufre directamente sus consecuencias,
pero que posee un bagaje que le permite, además de reinventarse, abordarlo desde
una perspectiva humanista a fin de hacérselo llegar a la gente a través de la
razón y delsentimiento.
Esta reseña está también disponible en el número de enero de la revista digital de agitación cooltural: agitadoras
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