Supongo que es una de esas agradables sensaciones que tenemos a lo largo de cada día... no damos importancia, salvo en momentos de lucidez. Suerte que llega en colores, que aunque la nieve aún sigue siendo blanca, lo preocupante sería que la percibiésemos en riguroso blanco y negro... como en el vetusto y despreciable NO-DO.
Los acontecimientos -salvo imprevistos- ya no suceden, se los anticipa con gran fanfarria en los medios: !Alerta amarilla !Alerta naranja! !Les mantendremos informados!
Es como si la nieve llegara precedida por tambores y trompetas. No hay margen para la sorpresa, para abrir la persiana por la mañana y maravillarse ante lo inesperado.
Nieve al salir de casa... una circunstancia que, tal vez por su singularidad en mi existencia, siempre he asociado a algún estadio perdido de una infancia imposible...
4 comentarios:
Aquí no llega ni eso.
:-(
Saludos.
Supongo que es una de esas agradables sensaciones que tenemos a lo largo de cada día... no damos importancia, salvo en momentos de lucidez.
Suerte que llega en colores, que aunque la nieve aún sigue siendo blanca, lo preocupante sería que la percibiésemos en riguroso blanco y negro... como en el vetusto y despreciable NO-DO.
Raroabrazo.
Los acontecimientos -salvo imprevistos- ya no suceden, se los anticipa con gran fanfarria en los medios: !Alerta amarilla !Alerta naranja! !Les mantendremos informados!
Es como si la nieve llegara precedida por tambores y trompetas. No hay margen para la sorpresa, para abrir la persiana por la mañana y maravillarse ante lo inesperado.
Nieve al salir de casa... una circunstancia que, tal vez por su singularidad en mi existencia, siempre he asociado a algún estadio perdido de una infancia imposible...
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