Disculpe mi torpeza o atrevimiento (o ambas cosas), pero la verdad es que no acabo de imaginar un contexto real en que se pueda aplicar la frase, más allá de su evidente acierto en la utilización de la antítesis. Es decir, una situación en la que alguien que abusa del hecho de mostrarse ofendido, acaba por ¿desarmar, mostrar las vergüenzas? de su oponente. Un cordial saludo.
Lo ha comprendido perfectamente, Nadie, como demuestra su última frase. Es una táctica muy española y empleada hasta la náusea en el debate -por llamarlo de alguna manera- político en este país.
Claro que si tomamos la frase rasgarse las vestiduras en su sentido literal, quien debería acabar desnudo es justo quien se las rasga y no el oponente. De ahí el cinismo con que a menudo se emplean quienes recurren a ella. Se trata de una estrategia que contamina de raíz cualquier debate en la que se emplea y, como decía, en este país nuestro hace auténtico furor. Me abstengo de poner ejemplos porque estoy seguro de que no le costará proporcionárselos usted mismo.
Una alegría, como siempre, tenerle por aquí. Cordiales saludos.
2 comentarios:
Disculpe mi torpeza o atrevimiento (o ambas cosas), pero la verdad es que no acabo de imaginar un contexto real en que se pueda aplicar la frase, más allá de su evidente acierto en la utilización de la antítesis. Es decir, una situación en la que alguien que abusa del hecho de mostrarse ofendido, acaba por ¿desarmar, mostrar las vergüenzas? de su oponente. Un cordial saludo.
Lo ha comprendido perfectamente, Nadie, como demuestra su última frase. Es una táctica muy española y empleada hasta la náusea en el debate -por llamarlo de alguna manera- político en este país.
Claro que si tomamos la frase rasgarse las vestiduras en su sentido literal, quien debería acabar desnudo es justo quien se las rasga y no el oponente. De ahí el cinismo con que a menudo se emplean quienes recurren a ella. Se trata de una estrategia que contamina de raíz cualquier debate en la que se emplea y, como decía, en este país nuestro hace auténtico furor. Me abstengo de poner ejemplos porque estoy seguro de que no le costará proporcionárselos usted mismo.
Una alegría, como siempre, tenerle por aquí. Cordiales saludos.
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