La derecha española va capeando como puede, recurriendo a la agresividad en la mayoría de las ocasiones, la decepción sufrida en las últimas elecciones. Los grandes adalides de la crispación son los representantes de la derecha más escorada, más extrema, que anidan en el Partido Popular. Mientras tanto su líder, Mariano Rajoy, trata de centrar el partido para afrontar con garantías los próximos retos, si bien con escasos resultados dada la reacción montaraz de muchos de sus correligionarios. Se comenta por ahí que José María Aznar no se resigna a su jubilación, que pretendía dorada y resultó ser de plomo, y maniobra para ganar influencia, cuando menos ideológica, habrá que ver si en el futuro también práctica, en el espectro de la derecha. Dada la situación, si las circunstancias no acompañan al Partido Popular en los próximos meses o años, me atrevo a aventurar una ruptura en dicho partido. Coexisten en él demasiadas sensibilidades (desde Alberto Ruiz Gallardón a Angel Acebes y JMA) que se irán poniendo de manifiesto a medida que se prolongue la travesía del desierto y empiece a escasear el agua para compartir.
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