El tradicional ayuno familiar en Navidad.
The traditional family fasting on Christmas.
El tradicional ayuno familiar en Navidad.
The traditional family fasting on Christmas.
La democracia en España se basa en la intromisión de poderes.
Democracy in Spain is based on the meddling of powers.
Una edición limitada de ejemplares de la Constitución Española forrada con bordes de metal afilado en portada y contraportada para emplear como arma arrojadiza.
Si en lugar de en Catar, el Mundial de Fútbol de 2022 se estuviera celebrando en España, Naranjito habría sido desplazado por Ladrillito.
Ir contra España en nombre de España es el colmo de la españolidad.
Going against Spain in the name of Spain is the ultimate Spanishness.
Pasé unos 20 años soñando que volvía de incógnito a la casa en la que viví mis primeros 25.
Y es que en Tostonazo, su reciente novela, Santiago Lorenzo describe de pasada a una empresaria que facilita a los antiguos inquilinos visitar su antigua casa. Yo hubiera pagado, aún lo haría, por algo así.
También Kenneth Koch parece tener fijación por las casas en las que vivió, como queda reflejado en su poema: A mis viejas direcciones.
Ahora que las declaraciones entre rancias y mega-rancias que ha hecho Joaquín Sabina, y sus decisiones ante su inminente gira, parecen haber soliviantado a tantos de sus seguidores, me ha parecido oportuno subir este microrrelato -Cariño, dime que no es verdad- que escribí hace algunos años. Dice así:
Asistían al único concierto en España de SU grupo, aquel que tanto había contribuido a forjar su identidad. Tenía todos sus discos, imitaba su “look” y en secreto agradecía que no hubieran conocido el éxito masivo porque ello estrechaba su relación.
Mientras cerca del escenario, con los ojos cerrados, bailaba extasiado al ritmo de “Getting High”, un temazo de su época psicodélica, hasta se olvidó de la inquietud que le producía no saber dónde dormirían esa noche. Fue al abrirlos, sólo un instante, cuando recibió la sacudida.
En el palco que parecía habilitado como zona vip distinguió de pie, aplaudiendo, siguiendo con torpeza el ritmo de la música, a alguien que guardaba un parecido extraordinario con el presidente del gobierno: la misma melenilla ridícula, la camisa de marca con el logo bien visible, los pantalones abotonados a la altura del ombligo, las pulseritas de colores en la muñeca. Para entonces había dejado de bailar, sus ojos como platos, porque sí, aquel tipo era el mismísimo...
“Qué, ¿te ha subido?”, le llegó la voz de Eva justo cuando Harry Lee estiraba el solo de guitarra. “¿El qué?” respondió abstraído como si ella habitara otro mundo. “El hongo, ¡qué va a ser!”
Sirva para ambientar a los seguidores de Sabina cuando vean a Andrea Levy y a Marta Rivera de la Cruz bailar en la zona vip en su próximo concierto.
El kaos autoinducido en la sanidad pública madrileña avala la teoría de que los neo-punks son muy de derechas.
Que luego escuchen a Mecano y a Depeche Mode en la intimidad refuerza la incoherencia del tiempo actual.
Y el que por su aspecto e indumentaria jamás los identificarías.
¿Por qué será, una noche me pregunté a mí mismo, que cuando escucho esta música echo de menos un mundo ya desaparecido del que nunca formé parte?
Flotadores para nadar en la abundancia (informativa, cultural, del entretenimiento).
Floats for swimming in the abundance (informative, cultural, of the entertainment).
Muy pocos periodistas en España que no acaben sucumbiendo a la tentación de protagonizar los titulares.
¿Cuánto lograremos aguantar hasta reconocer que en España se riega por encima de nuestras posibilidades?
How long we will hold on before admitting that in Spain we water on top of our possibilities?
Fuentes bien informadas aseguran que la propuesta de una huelga de hambre en protesta por la subida de impuestos será finalmente rechazada en la asamblea de millonarios españoles.
Well informed sources assure that the proposal for a hunger strike in protest for the tax rise will finally get rejected at the assembly of Spanish ,millionaires.
Tan pronto termine de aportar soluciones a los problemas del mundo, me pongo con los de casa.
As soon as I end up providing solutions to the world's problems, I´ll get down to those at home.
Si algo recuerdo de las películas tempranas de Jean-Luc Godard es que salían muchos personajes leyendo libros.
If there's something I remember from early Jean-Luc Godard films is that they showed many characters reading books.
El asalto final de los números sorprenderá a las letras al borde de la guerra civil por la colocación de una coma.
The final assault by the numbers will surprise the letters on the brink of civil war due to the placement of a coma.
I remembered having read some or other review about Ron Sexsmith when I saw one of his records in the library. A genuine and sensitive songwriter, one of those enjoyed by savy journalists. Besides, the poor guy is Canadian. I took it from the shelf with illusion.
My intuition proved to be right. I like Ron Sexsmith. I enjoy his sensitivity and his talent. And I don’t mind if he is Canadian.
That day of June, dry and sunny, I decided to take his record to Central Park instead of more recent ones. “Today is your turn, Ron”, I said to him.
I listened to the record sitting on the shadow under a tree. A collection of moods from which even the most fragile ones make you feel good.
As I listened to his music I told myself that surely Ron Sexsmith would play some time in New York. Here it’s not a matter of intuition. Everyone does it. I wondered if he would chose the Bowery Ballroom, or probably the more intimate Mercury Lounge. And I told myself that it would be nice to attend one of his concerts.
The sun was still strongly projected on the skyscrapers on the West Side when I got on the way back home. Step by step, in no hurry, I made my way to Fifth Avenue and I stopped to check books and movies on tape in the library on the corner of 41st Street. As if I hadn’t checked them enough already! But I don’t mind, it comforts me.
The evening was falling when I got on the way back home. In the street there were less people to be seen that moved around less urgently than before. Around 25th Street, when I was close to reach the sidewalk that runs along Madison Park, it came to meet me the sound of live music. I went there instinctively.
I had barely taken a few steps when I recognised the guitar chords coming my way through the trees. Even more surprising was having them so fresh in my head.
I sped up towards the corner of the park from which the sound came out. There, on a field, two or three hundred people were sitting on the grass around a modest stage on which some musicians played.
“I brought a song into this world,
Just a melody with words...”
Amador Fernández-Savater, el teórico que más y mejor ha reflexionado sobre el movimiento 15M, publicó el pasado año, coincidiendo con el décimo aniversario de la ocupación de las plazas, La fuerza de los débiles: El 15M en el laberinto español. Un ensayo sobre la eficacia política (Editorial Akal). Una obra planteada, según el autor, desde la premisa de que mientras se haga balance no hay fracaso sino aprendizaje compartido y una posibilidad de insistir distinto. A tal fin, reflexiona sobre la naturaleza de la “democracia disuadida” instaurada en España tras la dictadura y sobre la impugnación que para ella representó la emergencia de un 15M basado en “la fuerza de los débiles”. Analiza, por último, la ineficacia del asalto institucional desde la lógica de transformación propia del proceso quincemayista.
Así, el 15M habría supuesto la mayor posibilidad de fuga hasta el momento respecto de lo que Fernández-Savater denomina la democracia disuadida, implantada en España en la Transición. Un sistema que proporciona legitimidad y justificación a lo que se instaló por la fuerza y el miedo. Una democracia basada en un discurso consensual como garante último de la paz y la convivencia, a través de una lógica bilateral, o plurilateral, que abarca las cuestiones políticas y económicas pero tilda de insensato todo aquello que la cuestione o desborde. El resultado es un pueblo polarizado en torno a los partidos políticos, encogido por la manipulación en las guerras simétricas del tablero de juego político, y ausente en la medida en que se disuade a cualquier opción capaz de desarmar el tablero.
Frente a ella el 15M abriría un espacio donde experimentar modos distintos de convivir y decidir sobre lo común, llamado a configurar un pueblo diverso, polimorfo, mutante. Una democracia en movimiento, insurgente, sin miedo a la vida, que elige la autoorganización del caos: habitar el conflicto como base de otra convivencia.
Más que una democracia o una paz civil, la española vendría a ser una tregua ambivalente, efecto también de la fuerza de los débiles, en la que las hostilidades se reacomodan bajo la amenaza de un franquismo de retaguardia que resurge al ser cuestionados los fundamentos disimulados del orden. Pese a sus limitaciones, en ella se abren nuevas posibilidades para la acción siempre que se entienda que la discontinuidad absoluta entre dictadura y democracia es una ilusión, error en el que caería el Partido Comunista en la Transición, así también la idea de que no ha cambiado nada, como durante décadas insistió ETA con el trágico balance de sobra conocido.
La fuerza de los débiles debería emplearse en una guerra defensiva cuyo objetivo no es ganar sino no perder, una guerra que recae en el pueblo y trata de poner el tiempo de su lado, ese tiempo que al dinero le falta. A tal fin crearía una red en base a la igualdad y la pluralidad que le permita autoorganizar el caos a través de una telepatía colectiva que es producto de un clima afectivo común y que hace posible la discordia.
El enfriamiento de la energía 15M hacia finales de 2013 respondería a un fracaso por parte del movimiento a la hora de dotarse de una racionalidad propia y al hecho de redirigir la mirada hacia los viejos espejos, que le devuelven una imagen infantil, insuficiente. Es entonces el momento del asalto institucional, que en su apuesta por la vía electoral desactiva el ritmo, la vibración y la fuerza del 15M. El código populista del partido emergente deshecha la eficacia de la cooperación, pasándose así de las prácticas experimentales a la eficacia realista, de cualquiera a los que saben, del corazón a los relatos estratégicos; en lugar de una infancia que hay que actualizar, se erige en un adulto más en el molde dominante.
La política en representación de los débiles se convierte en un asunto de comunicación en manos de expertos que se dirigen a la opinión pública, la experiencia compartida se abandona en favor de la producción de espectáculo. La gran victoria en la batalla electoral conlleva civilizarse al aceptar los tiempos del Estado y su elecciones, el tiempo mediático y su agenda. La traducción que Podemos hace del 15M no pretende inventar una nueva relación con la política sino simplemente una nueva política de los políticos, pero un pueblo de televidentes no puede desafiar el estado de disuasión. Los afectos horizontales se verticalizan, se traducen demandas pero se representa una fuerza que ya no se ejerce y el débil es derrotado cuando empieza a pensar con las categorías del fuerte.
Amador Fernández-Savater añade el 15M a otros fenómeno disruptivos de la historia reciente de España, como el que supuso el anarquismo en 1936 o el del otro movimiento obrero en 1977, aquel ajeno a partidos y sindicatos, momentos decisivos en los que se abortó la revolución para acabar perdiendo finalmente la guerra.
La eficacia de la transformación consistiría, por tanto, no en el acceso a cuotas institucionales sino en el surgimiento de nuevos saberes y una nueva realidad. Al carecer de garantías accederíamos a ella cuando dejamos de tener una relación instrumental con todo, se nos regala si tenemos el atrevimiento a ser desbordados. Sólo entonces la defensiva deviene acción afirmativa, a través del amor propio y a la trama de los vínculos.
Como en el fútbol, descansos pautados en plena lidia a fin de que el toro se refresque y pueda seguir dando juego.
Por la puerta grande entramos en la era de las desgracias previsibles.
Through the grand door we enter the era of the foreseeable misfortunes.
Si los turistas no votan en las elecciones municipales es porque aún no se ha encontrado la fórmula.
If tourists don't vote on local elections it is because the formula to do so hasn't been found yet.
-Cada vez me gusta menos el calor -escucho decir a cada vez más gente.
-I like the heat less and less -I hear more and more people say.
De la edición de los Diarios (A ratos perdidos 1 y 2) de Rafael Chirbes (Anagrama, 2021) supe a través de la prensa, la cual se hacía eco de comentarios controvertidos sobre novelas de autores españoles vivos, aquellos que, por la razón que sea, el escritor valenciano fallecido en 2017 optó porque le sobrevivieran y llegaran al lector. Ni que decir tiene que el énfasis se puso así en la anécdota morbosa -también los hay dedicados a personajes del mundillo literario-, una pena que fuera de la faceta sensacionalista porque lo que es morbo no escasea en dichos diarios, en especial en su arranque, aunque sea de la variante más bien sórdida, la que corresponde a una relación sentimental de naturaleza destructiva con un obrero parisino, Francois, en los tiempos en que la homosexualidad en España aún constituía un tabú más allá del fulgor "histérico" de La Movida.
Sin entrar en lo escabroso no escatima Chirbes detalles acerca de la naturaleza de una relación insatisfactoria, compulsiva, que, deseo o no del autor, establece el tono de la narración. La duda acerca de su intención emana del propio carácter de unos diarios en principio llamados a permanecer en el ámbito íntimo pese a que a medida que progresan, los años se suceden y, cabe pensar, el escritor adquiere un perfil público a raíz de la publicación de sus novelas, la tentación de darlos a conocer va tomando cuerpo, como a la postre sucedió. El método por él elegido es su publicación una vez fallecido y a tal fin eligió a la escritora Marta Sanz como albacea quien explica los pormenores del encargo en uno de los dos prólogos de que consta el volumen. El otro, escrito por Fernando Valls, se centra en la tradición de la escritura diarística.
Esa supuesta falta de pudor a la hora de describir su relaciones amorosas o comentar meros encuentros sexuales, de admitir sus limitaciones, entronca con el reconocimiento de sus carencias e inseguridades como escritor autodidacta que es: la ausencia de método, los vacíos recurrentes. Llama la atención la profundidad de aquel previo a la escritura de las dos novelas que le aportaron un mayor reconocimiento en el tramo final de su carrera: Crematorio y En la orilla. En esa incertidumbre queda Chirbes al concluir el volumen, lo que apunta a la posible publicación de otro que prosiga a partir de 2005.
Una extraña combinación de coherencia y de contradicciones recorre la obra en cuestión: el ensimismamiento tendente a la misantropía de Chirbes frente a su creciente perfil de personaje público, el éxito aparente aunque relativo frente a una sensación de torpeza, de caos interior, un poco en la estela de Borges o de Coetzee, escritores que admitieron su fracaso a la hora de buscar, o de encontrar, la felicidad. De todo ello emana una suerte de pugna por desarrollar su vocación y por mantener cierta integridad, aunque sea a contrapelo en el devenir de una sociedad cada vez más materialista y corrupta, lo que le provoca cierta amargura.
Y es que a diferencia de tantos intelectuales que en su juventud compartieron los ideales marxistas de Chirbes para con el tiempo modular sus posiciones o, en no pocos casos, volverlas del revés a fin de adecuarse a los tiempos y exprimir sus posibilidades, él se mantuvo firme en su compromiso ideológico. Un conflicto que recorre de principio a fin su novela Los viejos amigos, la más presente en el volumen que nos ocupa -llamativo el escaso protagonismo que sus novelas adquieren en sus diarios-. De ahí quizás una necesidad de sentirse reivindicado por partida doble: alcanzar el reconocimiento sin renegar de sus convicciones o, si se prefiere, sin traicionarse a sí mismo.
Más que en su propia obra, los diarios se centran en sus numerosas lecturas, las cuales comenta y en no pocas ocasiones desmenuza con el fervor del aspirante a escritor autodidacta, como si se tratara de compensar con fruición su formación académica: “De hecho, por culpa de Marx, me decidí a estudiar historia, que intuí que era lo que necesitaba, en vez de literatura, que era lo que me atraía”. No en vano, la perspectiva histórica enfocada en la España reciente alumbra el grueso de su obra. Una vez en la trastienda del escritor asistimos a sus muchas dudas y reflexiones en torno a la escritura, a la literatura, a su papel, su sentido: situar al lector en el mundo, ponerlo ante esas contradicciones que sólo a él compete enfrentar, concluye, o abrir la mirada a territorios que permanecen en penumbra, de modo que encender la luz se convierte en un gesto antipático o incluso peligroso.
A través de los Diarios nos acercamos a los lugares en que vivió o le marcaron: Madrid, París, el remoto pueblecito de la provincia de Valencia en que se afincó en su última etapa, además de una gira de promoción por Alemania o un viaje a Italia. Nos familiarizamos también con su mala salud y con la escasa atención que le dedica, con los encargos de la revista gastronómica para la que trabajó durante tantos años, con el trato con sus amistades del mundillo literario -fundamental el apoyo recibido de Carmen Martín Gaite-, o con su bagaje familiar.
Todo ello narrado en secuencias un tanto discontinuas, en las que prevalece cierta pesadumbre resultante de una constante pugna por parte del escritor, sea consigo mismo, sea con el entorno, aliviada con creces gracias a su perspicacia salpicada de apuntes humorísticos, envuelto en una permanente nube de humo de cigarrillos con el constante tintineo de hielos contra el cristal de un vaso, de toses y garganta reseca, como en un relato en blanco y negro,
Una lástima que la exigente edición del volumen se vea lastrada al no haber considerado sus responsables necesario traducir las numerosas citas en francés que jalonan el texto, una práctica bastante común en la edición española, no por habitual menos fastidiosa.
Se dicen periodistas
los traficantes de noticias,
igual da reales que ficticias.
Primicias con un solo valor,
el precio ofrecido
por el mejor postor.
Gustan publicarlas en fecha
útil para la derecha,
no digamos si el titular
atenta contra la verdad.
Locutores de onda expansiva
Terroristas de imprenta
QuintaColumnistas de la deontología.
periodismo en venta.
Aquel vinilo que prestaste, que no te fue devuelto y aún hoy añoras.
That vinyl that you lent, was not given back and you miss even today.
Cuando refutas la equiparación de nazismo y comunismo, quien la ha hecho da por sentado que eres comunista. Te das así cuenta de que su autor es aún más simple que la equiparación.
When you reject matching nazism with communism, who made it takes for granted that you are a comunist. So you realise that it's author is simpler yet than the matching itself.
Nápoles, Lotta Continua, veranos en Ischia, la escalada, la Biblia, el trabajo en la cantera, libros, la escritura,,, recuerdos, reflexiones, semblanzas en torno a sus obsesiones, a sus temas recurrentes, desgranadas en breves textos, es lo que, más o menos, viene a ser el penúltimo libro de Erri de Luca, aún pendiente de publicación en España, creo.
Una aplicación en el pecho cada noche te aliviará los síntomas provocados por la congestión pluralista facilitándote el respirar fascismo sin problemas.
One application on the chest every night will relieve the symptoms caused by pluralistic congestion making it easier for you to breath fascism without problems.
Ahora que se especula con el regreso de Juan Carlos I tras su poco edificante y lujoso autoexilio en Abu Dabi cabe pensar que, en caso de materializarse, se producirá una polarización de la opinión pública en torno a su figura. Por un lado, quienes reprochan al rey emérito una conducta poco ejemplar amparada en la inviolabilidad legal que le blinda se sentirán corneados al verle llegar a España tan campante, como si sus avatares legales y fiscales, dejando a un lado su perfil libidinoso, hubieran constituido una pelusilla que alguien se sacude de la pechera. De la otra parte, podemos contar con que un sector escaso en número pero muy influyente nos cantará las bondades de su reinado y nos recordará la enorme deuda contraída con su persona como garante de la estabilidad en un país históricamente poco propenso a ella.
Ese sector que se empeñará en que veamos la botella medio llena estará en gran medida conformado por quienes durante su reinado promovieron una visión idealizada del monarca: un hombre sencillo, afable, cercano, con don de gentes y profundos valores democráticos, al frente de una institución moderna y austera. Una figura ejemplar que encarnaba los valores de la España actual para la cual ejercía de inmejorable embajador en el mundo. En tan alta estima parecían tenerle que era como si invitaran a la sociedad española a pellizcarse por la suerte que había tenido de que un personaje así hubiera acabado encarnando y protagonizando un episodio tan sensible y delicado de la historia reciente del país.
Loas y panegíricos que serán emitidos por esas mismas fuentes que durante las décadas que duró su reinado silenciaron y ocultaron a los españoles cualquier detalle ocurrido en la trastienda de la casa real y alrededores que pudiera contradecir o entrar en conflicto con la visión edulcorada promovida en torno a la figura del monarca: grandes empresarios, influyentes periodistas, destacados políticos, escogidos miembros de la judicatura. Esos mismos que conforman el cogollo del poder, a quienes cabe imaginar intercambiando codazos y sonrisas de complicidad cada vez que en sus conversaciones privadas emergían detalles acerca de la verdadera conducta del monarca, como si estar en el secreto de la hipocresía que envolvía a su persona reafirmara su pertenencia a la élite.
A una élite con muy pocos escrúpulos, cabría añadir, pues en buena medida sus nombres y apellidos coincidían con los grandes beneficiarios del sistema ensamblado a raíz de la modélica transición española, en muchos casos provenientes del franquismo como era el caso del propio rey. La misma transición, sí, que había asombrado al mundo por su efectividad y había disipado los peores augurios sobre el futuro del país. Esa gente es tan responsable como el propio monarca, o más, de su tachable comportamiento, al envolverle de una impunidad para la que, a fin de no aprovecharse, hay que tener unos estándares éticos de los que Juan Carlos I, es obvio, carece.
Empresarios, periodistas, políticos, que al mirarse en el espejo del jefe del estado no recibían esa imagen idílica que ellos mismos contribuían a proyectar sobre el grueso de la sociedad española, sino la de un ser de carne y hueso con las taras propias de quien ha crecido en un entorno de privilegio sin jamás tener que rendir cuentas por sus propios actos. Debe tener que ser incómodo para un destacado miembro de la élite española que el jefe del estado le devuelva una imagen inmaculada. Mucho más aprovechable la de un granuja, no ya por ese as chantajista que le otorga en caso de que las cosas se tuerzan sino porque le evita remordimientos en caso de sentir la tentación de obviar la legalidad. Más bien, al contrario, casi le hace sentir un ingenuo, alguien un poco tonto, si no se anima a ello.
Algún día habrá que hacer la lista de discos que se adelantaron a su tiempo, de esos hoy incontestables y que en su día no se vendieron un pimiento. Vaya un anticipo con tres ejemplos:
Ojalá se hubieran demostrado en su día tan efectivas como oportunas y desesperadas sonaron estas Coplas de Carmen Romero, escritas por Javier Egea.
Díaz Ayuso, Mañueco, ahora Moreno... el electorado debería molestarse en aprender a penalizar a gobernantes que adelantan las elecciones sin justificación aparente más allá de la propia conveniencia.
En A partir de mañana, la tercera novela publicada de Santi Fernández Patón (Editorial Ferragosto, 2022), el “sexo débil” es el masculino, reflejado en la impotencia que aqueja a Jaime y que carcome su complicidad con Susana, su pareja. A la ausencia de sexo, de intimidad física en la relación, se une la dificultad y la falta de preparación para abordar y afrontar abiertamente un hecho esperable quizás en una relación de muy largo recorrido pero no en una a la que se presupone frescura, de juventud tardía, o de madurez temprana, en torno a la treintena, para entendernos. Alguien habituado a abrirse paso en la vida laboral a base de encadenar trabajos precarios, inestables, y que se pregunta hasta cuándo será así acaba por no saber muy bien en qué fase vital se halla o le corresponde.
Una masculinidad frágil, en cuestión, es el eje por el que gira una novela que se alimenta de sus inseguridades, sea a través de quien la padece en primera persona, sea a través de las dudas que genera en su novia pues incide de lleno en su feminidad además de en el compromiso mutuo; así también de la frustración, la incomprensión creciente que acaba por envolver y amenaza a una pareja que se ve de pronto desnuda, indefensa, a la vez junta y distante, cuando sobre el papel cuenta con potencial para fructificar.
Estamos ante una narración introspectiva, con inclinación a la elipsis, de sopesar pros y contras, cuestionar motivaciones, posibles interpretaciones, de auto-auscultarse en busca de claves, la de dos personas que han visto esfumarse un pilar fundamental de sus vidas que si no se daba por descontado se antojaba bien sólido, que no responde a lógicas ni a cálculos, del que tanto cuesta hablar, y del que se es consciente de que antes o después acabará emergiendo por los afluentes, por donde no le toca, con evidente riesgo de desbordamiento.
Una pareja, por otra parte, sometida a las exigencias de una sociedad en la que buscan integrarse haciendo las concesiones justas, preservando en la medida de lo posible sus valores, su conciencia social y su anhelo de cambio traducido en activismo, como ya ocurría en Grietas, la primera novela de Fernández Patón, entonces con el 15M de fondo, y que ante la constante sensación de leve opresión hará mejor en contener su frustración y rabia ante el riesgo de verla regresar como un bumerán con la potencia incrementada.
La prosa del narrador, diáfana, elude efectismos y no se ve tentada por la ofuscación mental de sus personajes, tampoco ofrece sentencias ni frases concluyentes propias de valiosos hallazgos. Valiéndose de una tercera persona sutil, levemente evocadora, es la vida cotidiana lo que refleja: vínculos familiares, dinero, amistad, responsabilidad, vocación, diversión, compromiso, toda ella filtrada por las implicaciones más bien veladas de una tara inesperada y lacerante que no pierde su halo de tabú, y también por cierta contención de carácter achacable quizás a carencias familiares.
A través de sus escenarios, tiene A partir de mañana algo de novela periférica con tendencia a la dispersión. Aunque la acción transcurre en Málaga y alrededores, su significado se ramifica hacia Ceuta, Tánger, incluso Berlín. Es un trozo de vida lo que en esos lugares se nos ofrece, algo tan pedestre, tan ambicioso, con la particularidad de que pese a las dificultades evidentes, a la incomprensión latente, pasajera o no -de ahí el influjo del título-, y a una sensación de fragilidad pronta a expandirse, aspira a ser vivido en plena complicidad, sea entre Susana y Jaime, sea entre ambos con el lector.
"Muchos, demasiados periodistas han terminado representando, de forma gradual, este mundo enemigo que quiere que sus personajes sean como él cree que son".
- !Estoy hasta los mismísimos gasoductos!-, explota el capitalismo cuando ya no puede más.
-I've had it up to here with the gas pipelines!- capitalism explodes when it can't take it anymore.
Con motivo de la festividad de San Patricio y coincidiendo con el centenario de la publicación de Ulises, describo las impresiones que en su día me transmitió una primera lectura de la obra cumbre de James Joyce.
Gracias al halo mítico que la envuelve transcurrido casi un siglo desde su creación, Ulises, la obra de James Joyce, equivaldría para el lector de novelas a una prueba de madurez, algo parecido a lo que para un marino supone cruzar el Cabo de Hornos. Y es que en ella el escritor irlandés estiró como un chicle las posibilidades de la novela como transmisora de la experiencia humana, al modo de un ejército formado por un solo hombre que se hubiera propuesto ampliar el campo de batalla literario conquistando para la literatura toda una gama de posibilidades hasta entonces insospechadas. Habrá también quien encuentre desmesuradas semejantes alabanzas pero no en vano nos hemos referido ya a Ulises en su calidad de mito.
La paradoja es que se trata de una novela edificada sobra la cotidianidad, que carece de trama más allá del transcurrir de un día con sus 24 horas en la vida de un ciudadano normal y corriente. Lo que a su vez tiene un efecto desmitificador acerca de la condición humana, no en vano Joyce presenta el componente animal de las personas siempre a flor de piel y se detiene en esas pequeñas cosas que conforman la materia que aporta sentido a la existencia, dando lugar a una especie de épica de lo trivial en la que sin embargo se exhibe con naturalidad lo que un ser humano cualquiera opta por mantener oculto. Ello otorga a Ulises un componente irreverente y transgresor que no se ha disuelto por completo pese al paso del tiempo.
El discurso viene abordado desde muy distintos ángulos y perspectivas, lo que dificulta la capacidad de adaptación por parte del lector. Cada capítulo deviene así un reto, tanto en el fondo como en la forma. Se trata por tanto de una lectura exigente, por momentos irritante, frustrante, hermética, pero también sorprendente, jocosa, gozosa y desconcertante, como en última instancia lo es el propio ser humano. Destaca asimismo la erudición de Joyce -su formidable caleidoscopio incluye discursos o conversaciones sobre las más diversa materias: artes, ciencia, historia, cultura clásica, negocios, leyes…-, así como su formidable oído para los diálogos que reproduce con esa ingeniosidad cómplice que a menudo se da en ambientes de camaradería.
Pero más allá de sus logros, lo que a la fin y a la postre se eleva a ojos del lector es el fresco de una nación en ciernes: Irlanda, en toda su complejidad. No hay un solo elemento que conforme su identidad en el que Joyce no inserte su pluma: la religión católica, sus costumbres, la opresión inglesa, el gaélico, las tabernas, la música, la emigración, el velado antisemitismo; y tampoco un solo escenario emblemático que quede sin visitar: cementerios, prostíbulos, hospitales, bibliotecas, oficinas. Y, por supuesto, las calles de Dublín, reproducidas con la precisión de un relojero en el ir y venir de los personajes.
Durante su lectura uno puede recibir la impresión de no haber entrado en ningún momento por completo en la narración –los capítulos más inteligibles a la postre se acaban revelando espejismos-, como si por deseo expreso de su autor conviniera mantener un pie fuera por si acaso –al menos esa es la experiencia, la impresión recibida por quien esto escribe, como si tras forcejear durante semanas con la novela uno sintiera haber asimilado, con suerte, la décima parte de su contenido-, sin embargo el sentimiento de pérdida a medida que se acerca el final resulta en sí mismo muy revelador. Tras acabar de leer Ulises no se pueden albergar ya dudas acerca del significado de lo que se ha dado en denominar: novela total.
Esta reseña se publicó en el número de octubre de 2012 de la revista digital espacioluke
En la actual versión de la eterna contienda con Rusia los europeos esta vez nos enfrentamos al hasta ahora imbatido General Invierno.no en las frías estepas sino armados de termostato desde nuestras propias casas.
On the current version of tbe never ending struggle with Russia Europeans this time face the until now ubeatable General Winter not on the cold steppes but armed with thermostats from our own houses.
Y que nadie dude de que como demócratas que somos siempre condenaremos la violencia según su procedencia.
And let no one doubt that as democrats we will always ondemn violence according to its origin.
Cuánta oscuridad bajo el sol que anuncia el final del invierno.
So much darkness under the sun that announces winter's end.
Es lo que tiene la Historia cuando se acelera, que en pocos años puedes retroceder de siglo.
It's what History has when it speeds up, that in a few years you can step back one century.
Espejos negros, la segunda novela corta que conforma el libro del escritor alemán Arno Schmidt (1914-1979), más extensa que la primera, Leviatán, narra la experiencia de un intelectual que ha sobrevivido a una hecatombe nuclear. Una suerte de Robinson Crusoe de formación humanista que en lugar de en una isla desierta se desenvuelve en los alrededores de una ciudad desprovista de vida humana. Se entiende que el apocalipsis nuclear ha acabado con ésta sin afectar a las estructuras materiales. Un humanista, eso sí, con rudimentarios pero oportunísimos conocimientos de carpintería.
Un intelectual empujado a la acción por las circunstancias, sin desdeñar su vocación cuando lee algo que no comparte y se siente impelido a escribir una respuesta que ya sólo guarda algún sentido para él, cuya crítica visión de la sociedad que ha desaparecido guarda ciertos paralelismos con la deriva en la que está inmersa la sociedad actual pese a estar inspirada en la sociedad alemana que se vio abocada a la II Guerra Mundial. Aspecto éste en el que Espejos negros confluye con Leviatán, la novela breve, casi un relato largo, que le precede, ambientada en las postrimerías de la guerra con las tropas soviéticas completando el cerco a Berlín, cuando un variopinto grupo de soldados y paisanos consigue poner un tren en marcha con el que tratar de alejarse de las tropas invasoras. Ambas historias comparten situaciones límite en las que se ven envueltas personas que no se hallan preparadas para ellas y un desenlace que queda en suspenso, con un narrador más preocupado por momentos en desentrañar elucubraciones filosóficas o cálculos matemáticos que por garantizar su supervivencia.
Siguiendo la analogía con Robinson Crusoe, en Espejos negros el personaje de Viernes vendría encarnado por una mujer, Lisa, de espíritu gitano, un ser libre que se mantiene fiel a su tradición nómada en lugar de hacer piña con el protagonista como aconsejaría la situación. Así, Leviatán y Espejos negros coinciden en la dificultad de establecer relaciones humanas armoniosas aun en los entornos o situaciones más hostiles en los que la única posibilidad de sobrevivir parece depender de ellas.
Escrita con un estilo experimental en base a breves fragmentos intrincados encabezados por frases en itálica que se insertan en una narración que alterna pasajes y frases en paréntesis, con extractos a su vez en diversas lenguas, incluida el latín, Leviatán-Espejos negros, publicada originalmente en 1951 -en España lo fue 50 años más tarde gracias a la traducción de Florian von Hoyer y Guillermo Piro para la editorial Minotauro- ofrece una visión crítica, desesperanzada de la sociedad, fruto del trauma de la Segunda Guerra Mundial y de los albores de la era nuclear, a través de una lectura vitalista cuyos ecos ominosos reverberan oportunos, al modo de una llamada de atención, en el momento actual.
Déjame decirte
Qué dices
Quién lo diría
Ya te dije
No lo digas dos veces
Dicho queda
A bueno se lo vas a decir
Qué quieres que te diga
No he dicho eso
No digo ni que sí ni que no
Tú dirás
Tú di lo que quieras
Mejor no digas nada
ETERNIDAD PROVISIONAL
Un hombre y una mujer estaban acostados en la cama. "Sólo una vez más", dijo el hombre, "sólo una vez más". "¿Por qué sigues diciendo eso", dijo la mujer. "Porque no quiero que termine nunca", dijo el hombre. "¿Qué es lo que no quieres que termine?", dijo la mujer. "Esto", dijo el hombre, "este no querer que termine nunca".